DOCTRINA Y ANATEMAS
UNANIMIDAD DE LA IGLESIA SANTA DE DIOS VALIÉNDOSE DEL FUNDAMENTO ESCRITURÍSTICO ES QUE EL DEMONIO Y LOS DEMONIOS EXISTEN Y QUE PERTENECE A LA DOGMÁTICA DE LA IGLESIA.
«QUIEN NEGASE LA EXISTENCIA DEL DEMONIO Y LOS DEMONIOS Y SU ACCIÓN EN EL MUNDO SEA ANATEMA«. (CONC. DE TRENTO)
«QUIEN NIEGUE LA EXISTENCIA DEL DEMONIO VA EN CONTRA DE LA REVELACIÓN DIVINA Y NO ESTÁ EN LA VERDAD DEL SEÑOR POR LO TANTO ES UN HEREJE«. (PABLO VI)
«Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel bueno hecho por Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que emergió de las tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él mismo es el principio y la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema». (Concilio de Braga, 561; Denzinger 237).
«Creemos que el diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por albedrío.» (IV Concilio de Letrán, 1215, Denzinger 427).
«La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él.» San Agustín.
«Toda la vida humana, la individual y colectiva, se presenta como una lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas». (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes)
«A través de toda la Historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día final».
Los demonios residen en el infierno y no gozan de los beneficios de la redención de Cristo. Los demonios, sin embargo, no perdieron su capacidad racional, sino que la utilizan para el mal. Dios les permite ejercitar influencia limitada en las criaturas y las cosas. El demonio no es una fábula como algunos, para su desgracia, piensan. Su existencia real ha sido siempre enseñada por la Iglesia en su magisterio ordinario.
DESMENTIR LA EXISTENCIA DEL DEMONIO ES NEGAR LA REVELACIÓN DIVINA QUE NOS ADVIERTE SOBRE NUESTRO ENEMIGO Y SUS TÁCTICAS.
PRINCIPIOS BÍBLICOS ESENCIALES
«Tu esplendor ha caído en el Seol…¿Cómo has caído desde el cielo, brillante estrella, hijo de la Aurora?…Te decías en tu corazón: el cielo escalaré, encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono…Subiré a las alturas de las nubes, seré igual al Altísimo» (Isa 14)
«Tú eras el dechado de la perfección, lleno de sabiduría y de espléndida belleza. En el Edén, jardín de Dios, vivías. Innumerables piedras preciosas adornaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda; de oro era el borde de tu manto, de oro las incrustaduras, todo a punto desde el día en que fuiste creado. Como un Querubín protector yo te había puesto en el monte santo de Dios. Eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que apareció en ti la iniquidad. Con el progreso de tu tráfico te llenaste de violencia y pecados; y yo te he arrojado del monte de Dios y te he exterminado, oh querubín protector, de entre las brasas ardientes. Tu corazón se había engreído por tu belleza. Tu sabiduría estaba corrompida por tu esplendor. Y Yo te he derribado en tierra y te he presentado como espectáculo a los reyes» (Eze 28)
EL PECADO DE LUCIFER
«…no sea que llevado del orgullo venga a caer en la misma condenación en que cayó el diablo» (I Tim 3)
«El que obra la justicia es justo; quien peca es del Diablo, porque el Diablo es pecador desde el principio» (I Juan 3)
«Dios creó al hombre para la incorrupción y le hizo a imagen de Su propio ser. Mas por la envidia del diablo entró la muerte al mundo y la experimentan los que le pertenecen» (Sabi 2)
«El Señor ha reservado en eterna prisión, en el fondo de las tinieblas, para el juicio del gran día, a los ángeles que no conservaron su dignidad sino que perdieron su propia mansión» (Judas)
«Por haberse estirado en su altura levantando su copa hasta las nubes, y haberse engreído su corazón por su grandeza, Yo le he entregado en manos del príncipe de las naciones para que proceda con él conforme a su maldad; le he desechado» (Eze 31)
LA EXPULSION DE LUCIFER DE LA PRESENCIA DE DIOS
«Yo veía a Satanás cayendo del cielo como un rayo» (Luc 10)
«Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó sobre la tierra» (Apoc 12)
«El Diablo ha descendido hacia vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo» (Apoc 12)
<< «Dios no perdonó a los ángeles pecadores, sino que, precipitados en el infierno, los entregó a las prisiones tenebrosas en espera del juicio» >> (II Pedro 2)
«El diablo fue arrojado al estanque de fuego y de azufre, donde están la Bestia y el Falso Profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Apoc 20)
Miguel y sus ángeles lucharon contra el Dragón. El Dragón y sus ángeles combatieron, pero no pudieron prevalecer y no hubo puesto para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran Dragón, la serpiente antigua, que se llama «Diablo» y «Satanás», el seductor del mundo entero, y sus ángeles fueron precipitados con él (Apoc 12)
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
1º Es de fe que existen los demonios, o sea, un número considerable de ángeles que fueron creados buenos por Dios, pero que se hicieron malos por su propia culpa.
2º Los demonios ejercen, por permisión de Dios un maligno influjo sobre los hombres, incitándoles al mal y a veces invadiendo y torturando sus mismos cuerpos.
3º En medio de los asaltos y torturas de los demonios, la voluntad humana siempre permanece libre. La razón es porque la voluntad sólo puede ser inmutada de dos maneras: intrínseca e extrínsecamente. Ahora bien: sólo Dios puede moverla intrínsecamente, ya que el movimiento voluntario no es otra cosa que la inclinación de la voluntad a la cosa querida, y sólo Aquel que ha dado esa inclinación a la naturaleza intelectual puede inmutarla intrínsecamente, porque así como la inclinación natural procede del Autor de la naturaleza, así la inclinación voluntaria no viene sino de Dios, que es el autor de la misma voluntad. Extrínsecamente, la voluntad puede ser movida de dos maneras:
A- eficazmente, o sea, actuando sobre el objeto como bien apetecible (y en este sentido sólo Dios puede mover eficazmente la voluntad, porque sólo El puede penetrar directa e intrínsecamente en el entendimiento), y:
B- ineficazmente, o sea, a modo de simple persuasión. Y ésta es el modo que corresponde a los ángeles -buenos o malos- y a los demás seres creados, que pueden influir sobre nosotros. El demonio, pues, sólo puede mover la voluntad extrínsecamente «per modum suadentis», esto es ofreciendo a los sentidos externos e internos las especies de las cosas que incitan al mal o excitando el apetito sensitivo para que tienda desordenadamente a esos bienes sensibles.
4º. Los demonios no pueden hacer verdaderos milagros, como quiera que éstos excedan por definición las fuerzas de toda naturaleza creada o creable. Pero como la potencia de la naturaleza angélica excede con mucho las fuerzas naturales humanas, pueden los demonios hacer cosas prodigiosas, que exciten la admiración del hombre en cuanto que sobrepasan sus fuerzas y conocimientos naturales.
El demonio, pues, tiene una potencia natural muy superior a la del hombre y puede obrar con ella cosas prodigiosas, que, sin ser verdaderos y propios milagros, exciten la admiración de los hombres y plantean verdaderos problemas para el discernimiento de esos fenómenos en su relación con los naturales y los sobrenaturales.
LO QUE EL DEMONIO NO PUEDE HACER
1º. Producir un fenómeno sobrenatural de cualquier índole que sea. Es algo que rebasa y trasciende, toda naturaleza creada o creable, siendo propio y exclusivo de Dios.
2º. Crear una sustancia. Supone un poder infinito el hacer pasar una cosa de la nada al ser. Por eso, las criaturas no pueden ser utilizadas por Dios ni siquiera como instrumentos de creación.
3º. Resucitar verdaderamente a un muerto. (Únicamente podría simular una resurrección aletargando a un enfermo o produciendo en él un estado de muerte aparente para producir la ilusión de su maravillosa resurrección.
4º. Curar instantáneamente heridas o llagas profundas. La naturaleza incluso en manos de la potencia angélica, requiere siempre cierto tiempo para poder realizar esas cosas. Lo instantáneo está tan sólo en manos de Dios.
5º. Las traslaciones verdaderamente instantáneas. Suponen una alteración de las leyes de la naturaleza, que únicamente puede realizarla su Autor. El demonio, como espíritu que es, puede trasladarse de un sitio a otro sin pasar por el medio. Pero no puede trasladar un cuerpo sin que éste tenga que recorrer todo el espacio que separa el punto de partida (término a quo) del punto de llegada (término ad quem); y esto no puede hacerse instantáneamente por muy rápido que supongamos ese movimiento.
6º. Las Leyes actuales no permiten en modo alguno la compenetración de los cuerpos sólidos. El demonio, espíritu puro, puede, sin duda, atravesar a su arbitrio las sustancias materiales; pero conferir a un cuerpo el privilegio de compenetrarse con otros atravesando -por ejemplo una pared- supone una virtud trascendente que Dios se reserva para sí.
7º. La profecía estrictamente dicha sobrepasa las fuerzas diabólicas, aunque puede el demonio simularla con ayuda de previsiones naturales, de fórmulas equívocas o de mentiras audaces.
8º. El conocimiento de los pensamientos y de los futuros libres escapa igualmente al control de Satanás; sólo puede valerse de conjeturas. Pero téngase presente que para la extraordinaria potencia intelectual de la naturaleza angélica las conjeturas son mucho más fáciles que para el psicólogo más eminente; el temperamento, los hábitos adquiridos, las experiencias pasadas, la actitud del cuerpo, la expresión de la fisonomía, etc…, hacen adivinar a los espíritus angélicos las meditaciones silenciosas de nuestro entendimiento y las determinaciones secretas de nuestra voluntad.
9º. El demonio no puede producir en nosotros fenómenos de orden puramente intelectual o volitivo.
Veamos ahora los fenómenos místicos que el demonio podría falsificar.
LO QUE EL DEMONIO PUEDE HACER PERMITIENDOLO DIOS
1º. Producir visiones y locuciones corporales o imaginarias (no las intelectuales).
2º. Falsificar éxtasis (produciendo un desmayo preternatural).
3º. Producir resplandores en el cuerpo y ardores sensibles en el corazón. Hay más de un ejemplo de «incandescencia diabólica».
4º. Producir falsos sentimientos y suavidades sensibles.
5º. Curar, incluso instantáneamente, ciertas enfermedades extrañas producidas por su acción diabólica. Claro está que no se trata propiamente de curación, sino tan sólo de «dejar de dañar». Como la pretendida enfermedad era debida exclusivamente a la acción de Satanás, cesando la causa, desaparece el efecto.
6º. Producir la estigmatización y los demás fenómenos corporales y sensibles de la mística, tales como los olores suaves, coronas anillos, etc… Nada de esto sobrepasa las fuerzas naturales de los demonios.
7º No puede el demonio derogar leyes de la gravedad, pero puede simular milagros de este género por el concurso invisible de sus fuerzas naturales. Téngase presente para la cuestión de la levitación: pueden darse levitaciones diabólicas, como en el caso de Simón Mago.
8º. Puede substraer los cuerpos a nuestra vista interponiendo entre ellos y nuestra retina un obstáculo que desvíe la refracción de la luz o produciendo en nuestro aparato visual una impresión subjetiva completamente diferente de la que vendría del objeto.
9º. Puede producir la incombustión de un cuerpo interponiendo un obstáculo invisible entre él y el fuego.
En resumen: Todos los fenómenos que puedan resultar de un movimiento natural de fuerzas físicas, aunque el hombre no sea capaz de producirlas ni siquiera llevando hasta el límite máximo sus energías naturales, puede producirlas el demonio – supuesta la permisión divina-, en virtud de su propia potencia natural, extraordinariamente superior a la del hombre. Pero cualquiera que sea la naturaleza del fenómeno producido por las fuerzas diabólicas, no rebasará jamás la esfera y el orden puramente natural. Lo sobrenatural no existe aquí más que por relación al hombre, esto es en cuanto que los fenómenos producidos sobrepujan las fuerzas humanas; pero, considerados en sí mismos, se trata de realidades naturales. Es un caso típico de sobrenatural relativo, que debe llamarse, con mayor precisión y exactitud teológica, «preternatural».
ACERCA DE LOS DEMONIOS
Los demonios residen en el infierno y no gozan de los beneficios de la redención de Cristo. Los demonios, sin embargo, no perdieron su capacidad racional, sino que la utilizan para el mal. Dios les permite ejercitar influencia limitada en las criaturas y las cosas.
El demonio no es una fábula como algunos, para su desgracia, piensan. Su existencia real ha sido siempre enseñada por la Iglesia en su magisterio ordinario. Desmentir la existencia del demonio es negar la revelación divina que nos advierte sobre nuestro enemigo y sus tácticas.
Jesucristo vino para vencer al demonio y liberarnos de su dominio que se extendía por todo el mundo sin que pudiésemos por nuestra cuenta salvarnos.
Jesucristo vence al demonio definitivamente en la Cruz. La actividad del demonio en la tierra sin embargo continuará hasta el fin de los tiempos. La parusía manifestará plenamente la victoria del Señor con el establecimiento de su Reino y el absoluto sometimiento de todos sus enemigos. Mientras tanto Dios permite que vivamos en batalla espiritual en la cual se revela la disposición de los corazones y nos da oportunidad de glorificar a Dios siendo fieles en las pruebas. Ahora debemos decidir a qué reino vamos a pertenecer, al de Cristo o al de Satanás. Si perseveramos fieles a Jesús a través de las pruebas y sufrimientos, el demonio no podrá atraparnos.
Tenemos en la Iglesia todos los medios para alcanzar la gracia ganada por Jesucristo en la Cruz. Dios es todopoderoso y, si estamos en comunión con El, no debemos temer al enemigo. Más bien debemos temer el separarnos de Dios pues sin su gracia estaríamos perdidos.
Todos los santos lucharon con valentía contra el demonio pues los sostenía la fe. Sus vidas son modelos que nos demuestran cómo vivir en el poder de Jesucristo la vida nueva.
EL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE EL DEMONIO
2850 La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: «No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno» (Jn 17, 15). Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el «nosotros», en comunión con toda la Iglesia y para la salvación de toda la familia humana. La Oración del Señor no cesa de abrirnos a las dimensiones de la Economía de la salvación. Nuestra interdependencia en el drama del pecado y de la muerte se vuelve solidaridad en el Cuerpo de Cristo, en «comunión con los santos».
2851 En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El «diablo» [«dia-bolos»] es aquél que «se atraviesa» en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo.
2852 «Homicida desde el principio, mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8, 44), «Satanás, el seductor del mundo entero» (Ap 12, 9), es aquél por medio del cual el pecado y la muerte entraron en el mundo y, por cuya definitiva derrota, toda la creación entera será «liberada del pecado y de la muerte».[136] «Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno» (1 Jn 5, 18-19):
El Señor que ha borrado vuestro pecado y perdonado vuestras faltas también os protege y os guarda contra las astucias del diablo que os combate para que el enemigo, que tiene la costumbre de engendrar la falta, no os sorprenda. Quien confía en Dios, no tema al demonio. «Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» (Rm 8, 31).
2853 La victoria sobre el «príncipe de este mundo» (Jn14, 30) se adquirió de una vez por todas en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida. Es el juicio de este mundo, y el príncipe de este mundo ha sido «echado abajo» (Jn 12, 31). [138] «Él se lanza en persecución de la Mujer», pero no consigue alcanzarla: la nueva Eva, «llena de gracia» del Espíritu Santo es librada del pecado y de la corrupción de la muerte (Concepción inmaculada y Asunción de la santísima Madre de Dios, María, siempre virgen). «Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos» (Ap 12, 17). Por eso, el Espíritu y la Iglesia oran: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22, 17.20), ya que su Venida nos librará del Maligno.
2854 Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la fe la recapitulación de todos y de todo en Aquel que «tiene las llaves de la Muerte y del Hades» (Ap 1, 18), «el Dueño de todo, Aquel que es, que era y que ha de venir» (Ap 1, 8): Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
¿CREÓ DIOS A LOS DEMONIOS?
Dios no creó demonios sino ángeles, espíritus puros, dotados con gracia santificante, muy hermosos y capaces de bondad. Dios dotó a todos los ángeles con libertad para escoger el bien y el mal. Lucifer y sus seguidores, por orgullo, pecaron, quisieron separarse de Dios y se llenaron de maldad. Es así que se les negó la visión beatífica.
¿De dónde vino esta maldad? La maldad es causada por una opción libre de separarse de Dios. Es una carencia, una ruina.
Dios sabía que algunos ángeles se rebelarían pero los creó porque Dios toma la libertad en serio, hasta sus últimas consecuencias. Pero igualmente el bien tiene y tendrá consecuencias. Si solamente pudiésemos hacer el bien no seríamos libres y no tendría mérito.
2 Comments
Me encanta este blog. Excelentes imágenes y todo. Gracias.
Gracias por tus palabras. ¿Qué temas te gustan mas?