Introducción
Bien, en este post vamos a sumergirnos de lleno en los que es una larga sesión de exorcismo. En realidad este post es darle otra vuelta a uno que publiqué en mayo de 2021 titulado «un caso real de exorcismo».
Entonces ¿Por qué repetirlo?. Bueno, quería añadir mis propios comentarios y remachar una serie de ideas.
En primer lugar quiero llamar la atención sobre la realidad de los hechos aquí narrados. Los exorcismos fueron reales, los exorcistas son reales, la posesa es real y todo lo que le sucedió. No voy a ocultar nombres ni lugares ni circunstancias. Han pasado mas de 20 años de los hechos, que ocurrieron en 2003 y algún protagonista está muerto, El sacerdote exorcista sigue siendo sacerdote pero ya no es exorcista, y la persona que guardaba con celo este manuscrito y y que me pidió discreción al entregármelo, pues resulta que ya lo ofrece a quien se lo pida, y que es de dominio público, vaya.
Entonces no estoy obligado a guardar ningún secreto. Quiero además aunque se alargue un poco el post, ir añadiendo mis comentarios y elaborar un poco mas el acta del exorcismo cambiando el estilo literario y tratando de acercar su verdadero significado para que sea entendido por todo el mundo.
Cuando lo escuchéis, el narrador, el que elabora este acta es un sacerdote que va como invitado a participar en el exorcismo de Marta. Marta es la mujer poseída por el demonio.
El sacerdote exorcista es José Antonio Fortea, muy conocido en redes sociales y por la gran cantidad de libros que ha escrito, muy buenos todos ellos. Además ha salido mucho en radio y TV. Aunque ahora ha dado un paso atrás y se ha recogido en oración por orden de su obispo.
Además y lamentablemente, he de decir que el largo exorcismo de Marta no tuvo un final feliz. La posesa tuvo que abandonar las sesiones de exorcismo tras 4 años de intentos infructuosos de hacer salir los numerosos demonios que tenía dentro. Después, yo al menos, le perdí la pista. Creo que la familia quería ponerla en manos de psiquiatras y abandonar la vía exorcística para su recuperación.
Quizá la voluntad de Dios era que este larguísimo caso sirviera para hacer de altavoz ante la sociedad sobre la realidad del demonio y su actividad constante e incansable entre los hombres.
Deo también señalar que el demonio al final se las arregla para destruir las vidas de cuantos se le oponen. Ha hecho caer a sacerdotes y exorcistas en los mas variados pecados. Y hace pagar un alto precio a aquellos a los que posee incluso cuando han sido liberados. Nadie se va de rositas de su encuentro con el demonio. El diablo puede, y lo consigue, vaya que si lo consigue, inducir enfermedades gravísimas, arruinarte económicamente, destruir familias y matrimonios, provocarte una mala suerte continua, sumergir tu vida en un estancamiento profesional, laboral, económico, sentimental, donde todo es gris, nada termina de salir bien, nada avanza, sin poder decir que te va mal en la vida, te deja en una mediocridad de la que nunca sales.
En su día el propio P. Fortea, al que conozco, me ofreció ayudarle en su labor exorcística. Decliné el ofrecimiento, porque me conozco y se que al final el demonio encontraría y además muy fácilmente la manera de joderme vivo. Lo ha hecho con sacerdotes que eran unos santos, imaginaros un un tipo de a pie, lleno de defectos y de pecados. Mira que he hecho tonterías en la vida, pero ahí creo que tomé la decisión acertada.
Y finalmente llamar la atención sobre algo de lo que estoy profundamente convencido, y es de la existencia del diablo y de su incesante actividad y presencia en nuestras vidas, en nuestro día a día, naturalmente sin que se le perciba. Es un enemigo invisible.
Antes de comenzar, quiero recordar que este es una mas de las sesiones que de exorcismo que se le practicaron a Marta. El sacerdote que narra los hechos fue protagonista mas adelante de un caso poco conocido pero muy grave de lo que yo pienso que es una herejía y que he bautizado como el caso de la secta de los elevacionistas.
Acta del Exorcismo
Aunque el tema está relacionado con el asunto de Brígida, quiero sin embargo tomar estas notas al margen separado del mismo.
Invitado por José Antonio Fortea, llego a la parroquia de Zulema antes de la hora citada, las 11:30, para orar por la liberación de Marta. Entro en la capilla y ya está allí José Antonio Fortea, Marta y su madre, que está preparando el incensario para la sesión. Saludo a José Antonio y me presento a Marta y a su madre. A los pocos minutos llega el mismo matrimonio de la sesión del 5/6. Vienen acompañados de su hija de unos 25 años y de otra amiga de unos 20 años.
José Antonio hace una oración de rodillas para pedir la ayuda de Dios en la sesión que va a comenzar. Todos le acompañamos. Luego rocía con agua bendita toda la capilla exorcizándola y pidiendo a Dios que no puedan comunicarse los demonios entre sí. Recitamos la letanía de los santos. Tumba a Marta en la colchoneta, le impone las manos, Ora en lenguas y pronuncia el primer exorcismo:
– Satana, ego exorcizo te!
Lo repite. Le echa agua bendita. La unge con aceite exorcizado.
– Adeventus est dies, hoc est dies. En el nombre de Jesucristo, yo te ordeno: di tu nombre!
Marta abre los ojos y mira con naturalidad al sacerdote. Está en su sano juicio y con plena conciencia.
– ¿Nada?, le pregunta José Antonio a Marta.
– Nada! Responde Marta.
La levanta y la sienta en el banco. Sigue exorcizándola:
– Con el poder sacerdotal que tengo y en el nombre de Jesucristo, te mando que salgas de esta criatura.
Ninguna reacción.
– Bien, dice JA. Fortea, el demonio está reacio a manifestarse. Vamos a debilitarlo con la oración.. Rezad un rosario. Yo voy a rezar la liturgia de las horas.
En ese momento entra otro matrimonio joven de la parroquia que se une a la oración. Yo dirijo el rezo de los misterios gozosos. Rezamos todos con fervor, pausadamente. Marta también reza devotamente, desgranando pausadamente las cuentas de su rosario, sentada en el banco de enfrente. También hace lo propio su madre, pero ésta, de rodillas. Así permanecerá de rodillas pegadita a la figura de su hija, rezando y exorcizando, incansablemente con un ritmo frenético, durante las tres horas largas que durará la sesión.
Acabado el rosario, entra JA Fortea, se sienta al lado de Marta y continúa con los mismos ritos: agua bendita, incienso, aceite, oraciones en lenguas, invocaciones a los santos, especialmente al arcángel San Miguel, le pasa un cofre con reliquias.
Marta, una muchacha de unos 25 años no experimenta ninguna reacción. Llega otro hombre, grueso, de unos 50 años. Viene de Madrid. Pertenece a la Renovación. Ora en lenguas. Ante el silencio de Satanás, José Antonio nos pide que recemos otro rosario “por la conversión de Pedro”.
¿Y quién es Pedro?. Es un compañero de clase de Marta, que está enamoradísimo de ella y está fuertemente obsesionado con tener relaciones sexuales con ella. Como ella no le hace caso, Pedro, para conseguirlo, se ha dirigido a la secta satánica a la que pertenece y ha pedido que hagan un maleficio para que Satanás entre en Marta. Y lo ha conseguido. Hace meses , Marta tenía a Zabulón, por otro maleficio que le hizo otra compañera de clase. Zabulón se resistió meses a salir, pero por fin salió. Pero unos días antes de salir, entró en Marta el mismísimo Satanás, por arte del otro maleficio practicado por Pedro. Semanalmente, se está reuniendo esa secta satánica y piden que entren en ella mas demonio. El actual ha dicho que se llama Satanás en varias sesiones anteriores.
Al rezo de los misterios hago un pequeño comentario, aplicándolo a la liberación de Marta. Añado un sexto misterio luminoso: “La institución del sacerdocio con poder para expulsar los demonios”. Acabado el rezo del segundo rosario, vuelve a entrar JA. Fortea. Marta, igual que en el otro rosario, lo ha rezado devotamente y con pleno conocimiento. Se sienta el exorcista a un lado y se repiten los mismos ritos y las mismas palabras exorcizantes. De repente el Señor me inspira cantar los Kyries de la Misa de Angelis. Me sigue el resto de los asistentes. Al llegar al Christe Eleyson, Marta entra en un trance profundo. Cambia completamente el aspecto de su rostro: se vuelve sombrío , diabólico. Sus ojos echan fuego y se dirige al exorcista JA. Fortea a grandes gritos:
– Eres tonto! ¿Crees que me vas a echar tú? No me voy a marchar!
Le saca la lengua para hacerle burla, una lengua enorme. El exorcista le muestra el crucifijo y le manda:
– Mira el crucifijo Satanás, este es tu creador!
Marta mira el crucifijo con un odio indescriptible. Resopla. Aúlla. Berrea.
– Bésalo! Le ordena el exorcista.
– Eso nunca! Responde con furor el demonio. Y escupe al crucifijo y al exorcista.
Esta escena se repite varias veces. Insultos al sacerdote y al crucifijo con gritos, gruñidos, amenazas, manotazos y escupitajos. La madre no hace mas que rezar y exorcizar de rodillas, al lado de su hija. De vez en cuando, Marta se vuelve hacia su madre y le da bofetadas, patadas y con las manos crispadas, de una forma violentísima la quiere arañar, pero nunca lo llega a hacer. También con los dedos de la mano derecha en forma de cuernos, pretende metérselos en los ojos. Lo mismo le hace al exorcista y al crucifijo. Los llama repetidas veces: “mierda”, en medio de contorsiones espantosas.
Inicio distintos cantos religiosos, tanto en latín como en castellano. Todos me siguen.
El exorcista le increpa:
– Hoy es el día!. Estás vencido!. Estás acabado!
– Por el poder de la sangre de Cristo, di tu nombre.
– Por el poder sacerdotal que tengo, dime cómo te llamas.
– Eres tonto!, le responde con rabia.
Y se resiste una y otra vez a revelar su nombre y a salir de Marta. Todo el grupo ora incesantemente. Hasta ahora solo han salido de Satanás insultos, salivazos, golpes, desprecios al crucifijo, expresiones de odio y de obstinación en el mal, alaridos espantosos, pero nada mas que pueda significar un doblegamiento de su voluntad.
Sigamos rezando, dice el exorcista, venga, otro rosario para acabar de debilitarlo. Sale y yo dirijo los misterios dolorosos, añadiendo el sexto misterio: “Jesús muerto en los brazos de María al pie de la cruz”.
Vuelve JA. Fortea, el exorcista, se sienta al lado de Marta y vuelve a la carga.
– Di tu nombre!
– “Miedo” responde el demonio.
– Miedo tienes tu a Dios, le dice el exorcista. Nosotros no, nosotros le amamos.
– Malditos! Resopla con furia el demonio.
– Miedo, en el nombre de Jesucristo, sal de esta criatura de Dios que no te pertenece.
– Eso nunca! Grita con rabia el demonio.
– Sal, yo te lo ordeno, con el poder de la sangre redentora de Jesús.
El demonio ulula, se contorsiona, lanza bufidos, echa miradas rabiosas al sacerdote.. Está mostrando su debilidad y el daño tan terrible que le producen las oraciones, los exorcismos y las bendiciones con el crucifijo.
– En el nombre de Jesucristo, dime en qué parte del cuerpo estás, señalándola con el dedo.
– Eres tonto! Eso no lo haré nunca! Pero qué tonto eres!
Después de un largo forcejeo, el demonio Miedo muestra que está en el vientre. Allí se le hacen cruces con el crucifijo, y se retuerce y convulsiona furiosamente.
El exorcista le echa agua bendita en el vientre. Toma la Biblia y le lee al demonio pausadamente el cap. 12 del Apocalipsis: “Una gran señal apareció en el cielo…Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el Dragón…”
– San Miguel, por favor!, clama el exorcista ven como otras veces en nuestra ayuda. Defiende a Marta contra el demonio Miedo. Libérala con el poder que has recibido de Dios.
El demonio sigue gritándole:
– Pero qué tonto eres!
Y le saca la lengua y le insulta con los dedos de la mano en forma de cuernos. JA Fortea ni se inmuta y continúa sus oraciones y sus exorcismos. Luego me invita a mi a orar sobre ella. Tomo el diurnal, me acerco a la posesa y me pongo a rezar con fe y devoción el salmo 58.
– Líbrame de mi enemigo dios mío, protégeme de mis agresores. Que tu favor se adelante oh Dios, y me haga ver la derrota de mi enemigo.
El demonio se retuerce furiosos, me echa miradas de odio infinito, me saca la lengua y me grita con desprecio:
– Pero tú, quién te crees que eres!
Yo le respondo con aplomo y con fe:
– Soy un sacerdote de Jesucristo, un sacerdote de la Iglesia Católica que tiene poder recibido de Dios para consagrar el cuerpo y la sangre de Cristo, para perdonar los pecados y para expulsar a demonios.
El demonio suelta una risotada.
– No te rías Satanás, le increpa con autoridad, estás vencido ya por Jesucristo. Todos los demonios juntos del infierno no podéis absolutamente nada frente a Jesucristo. Él os ha vencido. Escucha la palabra de dios en favor de Marta:
– Yo soy pobre y desgraciada, Dios mío socórreme que tu eres mi auxilio y mi liberación (Salmo 69).
– Dios socorre a todos , es la liberación de todos!., grita desesperado Satanás.
– Ya lo sé, le respondo. Dios es bueno con todos.
Me dirijo a todos los presentes y les digo: repetido con Fe en ayuda de Marta:
– Dios mio , socórreme!
Y todos gritan:
– Dios mio , socórreme!
– Dios es Grande ¡
Y todos claman:
– Dios es Grande ¡
El demonio se retuerce y grita:
– NOOOOO!
– El exorcista le increpa:
– Calla y escucha la palabra de dios
Todos repetimos varias veces:
– Dios es Grande ¡
Sigo rezando el salmo 69:
– Dios mio dígnate en librarme, señor date prisa en socorrerme. Sufran una derrota ignominiosa los que me persiguen a muerte
Al demonio le resulta insufrible esta oración que viene cargada con todo el poder de la palabra de Dios. Se retuerce, bufa y se contorsiona sin dejar de lanzarme miradas de fuego. Sigo rezando el samo 85:
– Inclina tu oído, Señor, escúchame que soy una pobre desamparada; protege mi vida, salva a tu sierva que confía en ti. En el día del peligro te llamo y tu me escuchas. Daré gloria a tu nombre por siempre, porque me salvaste del abismo profundo. Dame una señal propicia que la vean mis adversarios y se avergüencen.
Acabado el salmo 85, le digo al demonio:
– Mira, Miedo; Marta no tiene miedo, porque habita al amparo del altísimo y vive a la sombra del omnipotente. Escucha el salmo 90:
– No temerás el espanto nocturno, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza en la tinieblas, ni la epidemia que se levanta al mediodía.
Terminado el salmo 90, me retiro al banco. La endemoniada se levanta y se pone en pie. La madre se levanta y la sujeta por detrás para que no caiga al suelo. Marta se pone de puntillas, sacude la cabeza violentamente, extiende los brazos al aire con las manos crispadas como las garras de un ave de rapiña. Sigue gritando, bufando, contorsionándose. Ahora echa baba por la boca, que cae hasta el suelo, en medio de espasmos, nauseas y tos.
El exorcista me manda secar con un clínex la baba del suelo. La madre no para de sugerirle al oído oraciones y exorcismos. Marta le pega manotazos y se vuelve hacia ella con las manos crispadas para arañarla:
– Cállate zorra de mierda!
Le grita el demonio. Pero la pobre madre ni se asusta ni se inmuta, ni hace por protegerse. Ya está acostumbrada a estos golpes, a estas amenazas y a estos insultos que se repiten en los numerosos exorcismos que lleva practicados. El amor de madre es inasequible al desaliento y al cansancio.
Marta se suelta de su madre, deambula unos pasos por la capilla y se dirige al altar. Allí se abraza a la cruz de un metro de altura que hay sobre el altar. Llora desesperadamente. El demonio está reconociendo el poder de la cruz sobre ellos. Grita y grita abrazada a la cruz. Da un berrido estremecedor y cae de rodillas ante la cruz. Al cabo de una rato, se incorpora, retrocede un poco y se tumba sobre la colchoneta. Una vez tumbada comienza un tiempo de convulsiones violentísimas, mas que cualquier ataque agudo de epilepsia, todo envuelto en medio de bufido y gritos desgarradores. Todos los presentes la dejamos libre y oramos intensamente, invocando a la Virgen.
Ahora se acerca el exorcista y la madre a la posesa. La madre siempre de rodillas.
– Demonio Miedo, le increpa JA Fortea, en el nombre de Jesucristo yo te ordeno: sal de esta criatura!.
– Eso nunca!
– ¿Te tiene atado Satanás? ¿No te deja salir Satanás?
La endemoniada dice que no con la cabeza.
– Satanás: Yo te ordeno con el poder sacerdotal que tengo y en el nombre de Jesús, rompe la atadura de Miedo y déjale salir de marta.
Llevamos ya 3 horas de exorcismo y de oración agotadoras. La tensión y el cansancio crecen. El exorcista se reviste con alba y estola. Toma el Santísimo del Sagrario y se acerca a la posesa:
– Satanás: ponte de rodillas ante la Santísima eucaristía
La posesa está ahora callada y quieta como muerta, con los ojos abiertos.
– Reconoce el poder de Jesucristo: ponte de rodillas ante la Santísima Eucaristía.
No reacciona. Así tres o cuatro veces. Entonces el exorcista le dice:
– Abre la boca para recibir la comunión.
– Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo…
Y deposita la Sagrada Forma en la boca. La endemoniada la aprieta con los dientes. Así la retiene visiblemente unos segundos. Yo temo que la arroje escupiéndola. Pero la mete suavemente en la boca, le da vueltas y vueltas con la lengua hasta que la traga. El exorcista se acerca a ella y le abre la boca para comprobar que se la ha tragado. Entonces el demonio no se deja tocar y por sorpresa y con gran rapidez da un berrido e intenta morderle la mano. JA Fortea la retira rápidamente asustado.
– Ahora que está Jesucristo dentro de Marta, Miedo, sal de ella!
Pero Marta grita, gira los ojos poniéndolos en blanco, se retuerce y se resiste.
El exorcista está a punto de cortar ya la sesión, en vista de que hoy el Señor no parece estar dispuesto a echa a Miedo. Pero la madre se inclina al oído de Marta y susurra interminables plegarias llenas de fe. Marta la abofetea. Entonces yo me acerco a Marta, me pongo de rodillas junto a la cabecera y sujeto las manos para que no pegue a su madre, mientras recito oraciones. Como ahora no puede pegarle con las manos, lo hace con los pies, contorsionándose como si fuera de goma. A las oraciones de la madre el demonio le grita:
– Pero que tonta eres!
– Zorra de mierda, déjame en paz!
La madre ni se inmuta y prosigue.
El exorcista se dirige a todos los presentes: “Vamos a rezar un avemaría con Fe, pidiendo a la Virgen que interceda para expulsar a Miedo”. Rezamos el avemaría.
– Satanás: rompo toda atadura que tengas sobre miedo y con el poder de
Jesucristo te mando que le dejes salir de Marta.
Marta gritó, se convulsionó, pero Miedo no sale. Yo canto: “Christus Vincit”
– Otro avemaría. Así hasta 3 veces. A la tercera vez, JA. Fortea vuelve a exorcizar. Antes vuelvo a cantar “Christus vincit”
– Miedo, en el nombre de Jesús, sal de Marta!
Marta deja de contorsionarse, abre los ojos normalmente y con expresión pacífica dice: No está!
JA. Fortea pregunta: ¿Eres tú Marta?, ella responde que si.
Entonces para confirmarlo le pregunta al demonio en latín:
– Metum es hic?
Marta entra en un breve trance y mueve la cabeza negativamente. Todos sentimos un alivio grandísimo. Yo siento una alegría inmensa y me derrumbo sobre Marta llorando de emoción, de alegría y de agradecimiento a Dios, a la Virgen y a San Miguel que han escuchado nuestras oraciones. En este sentido, no puedo dejar de pensar en estos momentos tan emocionantes en Brígida, y oro por su pronta liberación. JA. Fortea puesto en pie dice. Cantemos ahora de nuevo el Christus vincit, reconociendo y agradeciendo su poder sobre Satanás, y lo cantamos todos felices.
Marta se levanta, se calza, se arregla el pelo y se seca el sudor y las lágrimas. Yo me acerco la echo una mano sobre el hombro y le digo:
– Hemos vencido. Ha salido un demonio, ten confianza que lo que queda todavía, también saldrá.
Ella me mira agradecida y sin decir palabra me hace un gesto de aprobación.
– Estás cansada?
– Si
– Te duele la garganta?
– No
– Recuerdas algo de lo sucedido?
– Absolutamente nada
No despedimos. El señor de la renovación las lleva a Madrid, a la estación de atocha, a toda prisa, para coger el tres que las lleve a su lugar de origen.
No quieren que se sepa donde viven, para no crear problemas en su ciudad.
JA Fortea y yo vamos a comer juntos a Alcalá. Seguimos comentando el caso. Me invita para la próxima sesión con Marta el viernes 29/8 a las 11:30, me da libertad para que lleve a otros del camino Neocatecumenal, para que oren y tomen conciencia de este problema tan importante y así puedan orar por ello la gente del Camino Neocatecumenal.