EL MISTERIO DEL DÈJÁ VU

EL MISTERIO DEL DÈJÁ VU

Leyendo este libro: Historia de los síntomas de los trastornos mentales, La psicopatología descriptiva del siglo XIX escrito por Germán E. Berrios; vemos que el misterio del deja vu es mucho mas antiguo y misterioso de lo que creemos.

La ciencia dice que es una especie de trastorno pasajero de la memoria, pero todos lo hemos experimentado y se nos queda siempre la duda ante esa sensación de autenticidad, de certeza de que esa vivencia que nos ocurre en el presente, ya la recordamos haber experimentado.
¿De dónde viene el «falso recuerdo» del deja vu? ¿Es un trastorno pasajero de la memoria? ¿O es un recuerdo de otras versiones de nuestro yo que habitan en universos paralelos?
Como vemos a continuación, la psicología tampoco arroja mucha luz al misterio.
El uso inicial del término déjà vu no queda claro. En 1894 Dugas empleó la expresión de déjà vu para indicar que el término déjà vu había sido utilizado antes por Paul Verlaine (1844-1896) en su poema Kaléidoscope y por Pierre Loti (Julien Viaud, 1850-1923).
 
Un empleo de naturaleza más técnica comenzó el 24 de febrero de 1896 cuando en una reunión de la Société Médico-Psychologique, Arnaud propuso:
«Creo que sería mejor abandonar las palabras falso recuerdo y paramnesia, que tienen el doble inconveniente de ser vagas e inexactas, puesto que el fenómeno en cuestión quizá no tenga ninguna asociación con la memoria. De modo que para que las cosas queden claras y para no hacer implicaciones teóricas, yo sugiero el de illusion de déjà vu».
Arnaud narró la historia del concepto en la obra de Wigan, Maudsley, Sully, Jensen, Sander, Pick, Anjel, Forel, Kraepelin, Ribot, Lalande, Dugas y Sollier, y atacó la idea prevaleciente de que el fenómeno era «común en sujetos normales»:
“Es probable que la frecuencia de la ilusión de déjà vu haya sido exagerada puesto que se le ha confundido con estados análogos tales como recuerdos oscuros, remembranzas vagas y remotas, etc. El verdadero déjà vu tiene dos rasgos: la intensidad de la ilusión toca los límites de la convicción y existe una sensación de identidad entre la experiencia subjetiva y la que se supone que se está recordando”.
Arnaud diferenció el trastorno en sus formas leves y severas, siendo estas últimas delirantes y por ende patológicas.

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