Experiencias cercanas a la muerte

Introducción

Denominador común de las ECM

A continuación, una serie de características que suponen un denominador común en estas personas que se han encontrado en el límite de la muerte:

1. Inefabilidad. Dificultad desde un punto de vista lingüístico. «No hay palabras
para describirla».

2. Escuchar que alguien ha fallecido en boca del personal médico, la familia o cualquier otra persona.

3. Intensa sensación de paz

4. Ruidos o sonidos. Son descritos de manera desde melodías a desagradables zumbidos y pitidos.

5. Túnel o un espacio oscuro.

6. Sensación de encontrarse fuera del cuerpo, en ocasiones acompañado por una percepción aparente del físico que se sitúa en otro lugar distinto.

7. Encuentros con seres no físicos, algunas veces identifi cados como personas conocidas ya fallecidas, o bien entidades de tipo religioso. En ocasiones se producen
encuentros con seres desconocidos.

8. «Seres de luz». Son a menudo descritos como entidades llenas de amor y que emiten una luz extremadamente brillante.

9. Revisión vital. Es la sensación de ver pasar la vida delante de uno como en una película. En algunas ocasiones esta revisión viene guiada por un «ser de luz». A veces se tiene la sensación de ser juzgado.

10. Encontrarse con algún tipo de frontera que demarca una línea invisible entre la vida terrestre y la vida post mórtem.

11. Volver a la vida. Muchas personas lo describen como una decisión propia, pero otros son obligados a hacerlo de una manera involuntaria.

12. Contar lo sucedido a terceras personas y recibir muchas veces un comentario negativo.

13. Consecuencias vitales. Habitualmente suele existir una renovación de la espiritualidad, con mayor aprecio por la vida y amor hacia los demás.

14. Cambio de la visión acerca de la muerte. Se suele dar, específicamente, menor temor a la misma, con una mayor creencia acerca de la supervivencia post mortem.

15. Corroboración por parte del personal médico, o bien por la familia, de cuestiones que ocurrieron durante la ECM y que la persona no podría haber adquirido a través de sus sentidos.

Después de centenares de entrevistas, Raymond Moody agregó otros cuatro elementos a esta lista anterior:

16. Una dimensión donde todo el conocimiento parece existir.

17. Ciudades de luz.

18. Una dimensión con espíritus desconcertantes.

19. Rescates sobrenaturales,

 

 

Lo cierto es que muchos autores han intentado describir todos los síntomas que se presentan en una ECM típica:

Por ejemplo, se han llega a identificar estas diez características:

1. Sensación subjetiva de encontrarse muerto.

2. Sensación de paz.

3. Separación del cuerpo.

4. Entrar en una región oscura.

5. Encontrarse con presencias.

7. Experimentar una revisión vital.

6. Escuchar voces.

8. Ver luz o encontrarse envuelto en ella.

9. Ver colores llamativos a medida que nos acercamos a la luz.

10. Encontrarse con espíritus visibles.

«Las proyecciones astrales, vivencias místicas, consciencia Cósmica, unidad con el universo, no son ideas ridículas sobre las que
tengamos que reír, sino intentos valientes de muchas personas
que intentan describir su experiencia».

Susan Blackmore

Tipología de las ECM desarrollada por Bruce Greyson

Cuestiones cognitivas: distorsión del tiempo, aceleración de pensamiento, revisión vital, revelaciones.

Cuestiones afectivas: paz, felicidad, sensación de unidad cósmica, encuentros con la luz.

Aspectos paranormales: eventos sensoriales vívidos, percepción aparentemente extrasensorial, visiones precognitivas, experiencias extracorpóreas,

Aspectos trascendentales: sensación de encontrarse en otra dimensión, entidades místicas, encuentros con espíritus de personas ya fallecidas, sensación de encontrarse en una frontera o punto de no retorno.

Si examinamos este tipo de experiencias desde la perspectiva espirtual, podemos decir que existen varios tipos de estilos relacionados con los fenómenos psíquicos: 

De una manera general podríamos agruparlos en cuatro apartados:

1. ECM. Experiencias cercanas a la muerte o en el umbral de la misma. Pueden suceder cuando hay riesgo para la vida o bien si la persona se ha expuesto a un trauma físico importante, como pueden ser accidentes, hemorragias, paradas cardiacas etc.

2. Similares a las ECM. Presentan síntomas parecidos pero suceden de forma espontánea, sin que exista riesgo vital. Pueden suceder durante una experiencia mística o mientras se realiza una actividad diaria.

3. Acontecimientos espirituales transformadores. Son aquellos que se derivan de una experiencia relacionada con un estado alterado de consciencia que ha cambiado la percepción del mundo del que la ha sufrido. Por ejemplo, una experiencia extracorpórea o sentir presencias.

4. EEC. Experiencias extracorpóreas. Se tiene la sensación de que la consciencia sale fuera del cuerpo físico. Se acompaña, normalmente, de percepción sensorial paralela. Es decir, la persona es capaz de ver, oir, etc.

Los cuatro tipos de ECM según P. M. H. Atwater (basado en treinta y tres años de experiencia y estudios sobre 3.000 adultos y 277 niños) se podrían clasificar en:

1. Experiencias iniciáticas. Presentan solo uno o como máximo tres elementos de una ECM como, por ejemplo, sensación de amor, escuchar voces, una breve EEC, etcétera. Usualmente las experimentaron aquellos que necesitan una mínima evidencia de vida después de la muerte. En algunos casos esta experiencia se convierte en la semilla que sirve para cambiar la forma de percibir reconocer la realidad (76 por ciento niños, 20 por ciento adultos).

2. ECM desagradables o infernales. Los encuentros se suceden con dimensiones similares a infierno o purgatorio, o escenas inquietantes del propio pasado. Suelen darse en personas con intenso sentimiento de culpa, miedo o rabia, o en aquellos que esperaban algún tipo de castigo después de la muerte. La etapa de revisiones vitales suele presentarse en este tipo de casos (3 por ciento niños, 15 por ciento adultos).

3. ECM agradables o celestiales. Los escenarios resultan paradisíacos. Reuniones con familiares ya desaparecidos. Presencias de tipo religioso o luminoso. Diálogos ricos y positivos. También ocurren aquí las revisiones vitales (19 por ciento niños, 47 por ciento adultos)

4. Experiencias trascendentales. Revelaciones, realidades alternativas, exposición a otras dimensiones, grandes verdades. No suelen ocurrir las revisiones vitales y sí visiones, por ejemplo, acerca del futuro del mundo (2 por ciento niños, 18 por ciento adultos).

He aquí una lista de habilidades extrasensoriales que parecen haber sido demostradas en laboratorio:

1. Telepatia: consiste en la comunicación directa entre una mente y otra.

2. Visión remota: es la obtención de una imagen mental de un objeto a través de un tercero que se encuentra en ese lugar. Se diferencia de la telepatía, ya que puede contener detalles que no han sido percibidos por persona que se encuentra en el lugar del objeto.

3. Clarividencia: obtener una imagen mental de un lugar il remoto sin ayuda de una tercera persona.

4. Precognición: existen diversos tipos. Una profecía o un sueño premonitorio son visiones de un evento futuro, sin que exista posibilidad de hacer nada para cambiar los hechos. Si la precognición es suficientemente específica como para poder actuar y cambiar lo que va a ocurrir entonces se llama predicción, premonición, o presentimiento.

5. Hipnosis a distancia: es el acto de inducir hipnosis a una persona sin que el hipnotizador esté junto a ella.

6. Curación psíquica, combina la visión remota y la curación de modo que la persona que cura obtiene impresiones intuitivas de manera activa acerca de la enfermedad y las convierte en pensamientos y acciones curativas sobre el paciente.

7. Curación espiritual, curación remota en la que la persona que cura se encuentra en un estado de consciencia receptivo, de manera que funciona como un conductor de
fuerzas curativas no locales, sino de tipo universal.

8. Curación mediante la energía: el curandero dirige su atención hacia el paciente y se concentra en reconducir o manipular el flujo de energía vital de dicha persona.
Algunos ejemplos son el reiki, la imposición de manos, la salvación pránica y el qi gong.

9. Intuición, es un estado de alerta no analítico y directo y procesos como las que proviene de una mente no local. Se dan internos subconscientes, fuentes psíquicas
conexiones de mente a mente o bien percepción clarividente del mundo externo.

Circunstancias que generan ECM

37 por ciento, Drogas o medicamentos

23 por ciento, Enfermedades

21 por ciento, Operaciones quirúrgicas

15 por ciento, Nacimientos

10 por ciento, Accidentes

9 por ciento, Infarto cardiaco

8 por ciento, Intentos de suicidio

20 por ciento, Otros

El 9 por ciento de las ECM producidas por infartos es especialmente interesante desde el punto de vista científico, ya que producen una situación metabólica cerebral muy similar en todos los casos. Fuente: Peter Fenwick.

La consciencia

La consciencia se crea en el cerebro y solo es modificada por los sentidos. Esta consciencia se reactiva cada 20 milisegundos con una fase de modulación de solo 12 milisegundos. Si cambiamos la química neuronal en este ámbito, cambiamos la manera en que experimentamos el mundo y nuestra propia consciencia, y da igual
el método utilizado, incluyendo también drogas o medicamentos, Una de las grandes cuestiones es: ¿qué le sucede a la consciencia entre esos lapsos o intervalos?

¿Podrían existir situaciones donde la consciencia se desprendiese del cerebro y que, finalmente, se separase y desintegrase?

Así es durante el proceso de muerte. Las experiencias subjetivas que muchas personas viven durante su proceso de muerte y que no sobreviven

«El cerebro, durante su muerte, es capaz de adquirir percepciones de realidades no locales mientras todavía posee la energía necesaria para procesar la información».
Melvin Morse, 2005

Cumbre de Darién. Visiones de fallecidos sin saber que han muerto

Hemos caminado en compañía de nuestro hermano […] a través del desierto este mundo, hemos comenzado a escalar los horribles Andes y siempre se alzaban ante nosotros al final de cada jornada […] y más allá de ellos la Tierra Desconocida. Vemos a nuestro compañero aproximándose lentamente a la cima mientras que nuestras pisadas se quedan rezagadas en las colinas más abajo […]. Algo rompe su visión, sea lo que sea […]. Quizá sea un mundo desconocido más allá […]. ¿Es que acaso nuestro predecesor en la cima puede observar desde su cumbre de Darién un océano aún oculto a nuestra vista?».

Frances Power Cobbe, 1877

Testimonios y Experiencias

Testimonio de Gladys

Unas semanas antes de fallecer se le presentaron unos seres para llevárselo, pero él pidió un poco más de tiempo, un pequeño plazo. Al poco tiempo el cáncer se le había esparcido por los huesos y poco después al hígado. El caso es que sufría tantísimo que rogaba y pedía que se lo llevaran, que ya no podía más, y recordaba a esa presencia lamentándose de no haberse ido con ella.

Testimonio de Margarita

Un tio mío mantuvo conversaciones con su hija, fallecida cinco años antes, cuando a él le faltaban unas horas para morir. Miraba hacia la pared y susurraba. Cuando le preguntaron que con quién hablaba, dijo: «Con la Montse, que está ahí».

Testimonio de Matilde

En mi caso ha ocurrido dos veces, la primera con mi abuela. Estaban su hermana y su suegra, que la quería mucho. Yo le preguntaba y me los señalaba. Mi abuela no había tomado ni una aspirina y estaba bien lúcida. La segunda vez fue con mi madre.
Murió en mi casa, porque se vino para que pudiéramos cuidarla bien. En su caso era mi abuela, su madre, la que se apareció. Cuando se levantó mi madre por la mañana me dijo: «Ha estado la abuelita toda la noche sentada a los pies de la cama. Te miraba, me miraba y sonreía. Sea lo que sea, vienen a ayudarnos y se lo agradezco». Después de estas visitas, suelen fallecer a la semana, no más de siete días».

Experiencias de muerte compartida

Experiencia de Loli

Ni siquiera sabía que mi padre estaba tan grave y menos que fallecería al otro día. Estaba en el hospital y justo al día siguiente le daban el alta. Esa noche me tocaba a mí cuidarle y me dormí agarrada a su mano. No sé en qué momento fue, pero de
pronto me vi flotando, con una sensación de bienestar maravillosa y tres siluetas de luz a mis pies. No se distinguían sus caras, pero yo sabía que eran tres seres muy queridos para mí. Jamás olvidare esa experiencia.

 

Experiencia de María del Carmen

«Tenía un vecino de unos veintitantos años que padecía una enfermedad degenerativa que lo mantenía en una silla de ruedas, dependiente total. Ella lo quería mucho, se habían criado juntos. Una noche mi amiga soñó que su vecino se le presentaba en la habitación y, llamándola por su nombre, le dijo: «Me voy al cielo,
no te preocupes que estaré bien». A la mañana siguiente le despertaron sobresaltada los llantos de su abuela y su madre. La vecina había pasado a comunicarles el fallecimiento de su hijo».

Testimonio de Ana Rosa

Cuando mi padre estaba ya muy mal, en el hospital, veía pájaros negros apoyados en mi hombro. Se encontraba muy dolorido, ya que padecía cáncer de huesos, y aun así y todo movía los brazos para espantarlos. Yo procuraba calmarle y le decía que no había nada, pero el insistía en que no me harían nada, que él los espantaba…

Testimonio de Katherine sobre una tía suya

«Algo que también nos resultaba muy curioso es que, durante su enfermedad, mencionaba constantemente dos números: el 3 y el 9. No lo entendíamos. Finalmente nos dimos cuenta de era la fecha en que moriría, día y mes. Así ocurrió: falleció el nueve de septiembre de ese mismo año a las tres de la mañana. Desconocemos cómo pudo llegar a saberlo».

Testimonio Juan Carlos

Mi abuela, en su lecho de muerte, predijo el aspecto de un nieto «rubio con ojos azules» que nació poco después de su fallecimiento, aunque su madre no buscaba quedarse embarazada, incluso usaba un DIU».

Testimonio de Karoline

Mi tía abuela padeció un cáncer. Fue operada, pero poco después le aparecieron, por otras partes de su cuerpo, metástasis, los médicos la desahuciaron. Mi tía era una persona lo que muy buena, muy religiosa, y sabía que iba a morir. Decidió hacerlo en su casa, en compañía de toda su familia. Duró tres días en coma, en casa, donde nada se podía hacer porque solo esperábamos el momento de su muerte. Súbitamente se despertó e hizo llamar a todos sus familiares, incluso a los que estaban en el extranjero, porque se iba a donde creemos todos: al cielo. Lo más curioso es que siempre decía que veía a sus padres y a un hermano que ya estaban muertos, y que la estaban esperando en una luz.

Testimonio de Rodrigo

Mi padre estaba terminal, con un cáncer. Tan solo un par de días antes su madre murió de forma inesperada. No se lo contamos para no preocuparle aún más. Pocos momentos antes de morir, se giró hacia mí y me dijo mientras miraba hacia un lugar
indeterminado: Mamá está aquí.

Testimonio de Cristina

«Pilar había vuelto desde España a Santiago de Chile, donde vivía habitualmente junto a su marido. Cuando llegó, y después de relatarle todas las vicisitudes del viaje, miró a su pareja y le dijo: «Hay algo que todavía no sabes”. Él la miró fijamente y, sin dejarla acabar la frase, contestó: «Sé lo que me vas a decir. Mi hermano Vicente ha muerto. Lo supe el otro día mientras dormía». Nos dejó sorprendidos a toda la familia. No había razón para creer que justamente ese hermano, de los tres que tenía, hubiese fallecido. Más aún, sin patología previa de ningún tipo. Los que presenciamos aquella escena estábamos igual de turbados por la muerte de nuestro familiar que por el hecho de que su hermano lo hubiese percibido a miles de kilómetros».

Testimonio de Sonia

«Trabajé en una planta de hospital donde había ancianos muy malitos. En una de las habitaciones estaba una señora que siempre hablaba con «ellos». Señalaba una pared blanca y les decía: «Yo aún no me voy . iNo, yo no!». Y ese día alguien fallecía. Me da miedo lo que se ve, quién viene a buscarte. Porque es obvio que esa señora lo veía, fuera lo que fuese. Padeció tres ictus, así que no podías hablar de manera coherente con ella. Solo los señalaba y me decía: “Ellos… ¿No los ves?». Un día me agarró del brazo y me dijo: «La muerte viene», y diez minutos más tarde falleció un enfermo. Algo hay que hasta ese momento no vemos».

 

Testimonio de Amy

«Mi abuela refería haber visto a su padre «volando» encima de su cama de hospital, estando ella ingresada por un infarto cerebral. Mi abuelo paterno, en su lecho de muerte, también en el hospital, abrió los ojos y, mirando hacia la esquina de la habitación, sonrió y dijo: «Mama». En ese momento exhaló su último aliento y falleció».

 

Visiones de personas ya fallecidas

Testimonio de Isabel

Vi a mi madre con la ropa con la que la habían enterrado. Así me lo mostró más tarde una tía en una foto, donde pude ver cómo llevaba la misma falda y el mismo jersey que cuando me la encontré durante mi ECM. Lo curioso es que vino a buscarme
para llevarme con ella, pero yo, al mirar hacia atrás y verme tirada junto a mi abuela, me asusté tanto que me puse a gritar que no quería ir. En aquel entonces tenía solo seis o siete años. Según avanzaba, veía rostros de personas a los lados, como queriéndome dar la bienvenida. Eso me asustó aún más, así que al insistir tanto en no querer ir, mi madre me regañó y me dijo que si volvía a la Tierra, que jamás me separase de mi abuela y que, de esta manera, no me pasaría nunca nada malo. Me convertí en la sombra de mi abuela hasta que murió. Es como si me hubieran dado una segunda oportunidad.

Testimonio de un paciente

«No sentía ansiedad, ni siquiera dolor. Una sensación de calma meinvadía, incluso de profunda aceptación de mi situación. Lo llamativo del caso es que experimentaba una impresionante agilidad mental y una sensación de seguridad acerca de la situación en la que me encontraba»

Diane Corcoran, exenfermera del ejército norteamericano, relata el caso de un niño de siete años que durante una ECM acompañada de una EEC pudo observar que mientras parecía desplazarse por encima de su perro, este último comenzó a ladrarle, a mover la cola y a dar saltos hacia él. Más aún, el niño refiere que luego le hizo cosquillas a otra paciente en la nariz hasta que la hizo estornudar. Todo ello desde su etéreo yo, que se desplazaba a voluntad por doquier.

Blackmore (1993) relata el caso de un hombre de treinta y nueve años que había sufrido un problema cardiaco severo en un par de ocasiones. En el primero no llegó a vivir una ECM. Sin embargo, en el segundo, mientras se encontraba inconsciente describe: «Parecía que flotaba en un espacio oscuro. Me encontraba muy tranquilo, totalmente en paz. Al cabo de unos pocos minutos recobré la consciencia». La recuperación de la consciencia se obtuvo mediante un desfibrilador.

Testimonio de Laura

Me da un poco de vergüenza contar estas cosas, pero hace relativamente poco. Estaba durmiendo y comencé a soñar con mi cuñado ya fallecido. Es uno de los hermanos mayores de mi marido. Soñé que yo llegaba a casa y él estaba sentado en el sofá jugando con mi hija de cinco meses (en la actualidad mi hija tiene siete meses).

Yo me sentaba al lado de él y comenzamos a hablar de muchísimas cosas: de su país (mi marido y su familia son salvadoreños, de la capital), de los hermanos, de cada uno de ellos. Me contó cosas de cuando eran pequeños y de la actualidad. De mi marido era del que más me habló. Me contó muchísimas cosas.

Cuando llegó el momento de despedirnos me dijo que para que viera que sueño había sido real (que él de verdad había estado ahí) se lo contase a mi suegra y que le describiese con detalle un rosario que tiene encima de un altar, debajo de las escaleras de su casa. Con la foto de él.

Y también que dijera de qué color eran las velas actuales y el mantón que cubría el altar. Después me dijo que, para verificar del todo, le describiese a mi es poso cómo iba él vestido en el sueño.

Lo que Javier, el difunto, me dijo. Lo describí todo tal cual: cómo iba vestido, el color de la ropa, su diente de oro, la fisionomía, el físico, etc. Mi esposo me creyó por completo, ya que me había dicho en el sueño su hermano era cierto y además lo confirmé con mi suegra.

Lo mejor de todo esto es que yo nunca conocí a mi cuñado, ni siquiera lo había
visto por foto. Él murió en su país hace cuatro años más o menos y en esa época yo apenas sabía de la familia de mi esposo, ya que llevábamos muy poco tiempo juntos y mi marido apenas se hablaba con él.

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