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Los exorcismos, rituales, oraciones etc, sirven de muy poco si no se tiene el poder de Dios. Pero lo que si tiene la Iglesia es un conocimiento bastante cabal de como tratar y gestionar la lucha francamente desigual entre el hombre, entre la humanidad y el demonio.

El satanismo

Como sabéis, el tema del demonio es algo que siempre me ha interesado mucho. He leído bastante sobre exorcistas y exorcismos, o sea sobre como combatir y expulsar a los demonios. Pero muy poco sobre quién es el demonio realmente y sobre todo, quiénes son sus seguidores humanos, los satanistas.

hay mucho que decir sobre todos esto. En primer lugar hay que reseñar claramente que en el mundo diabólico / satánico, constituye un paralelo al mundo cristiano / católico. Es lo que la iglesia católica llama “la mona de Dios”. Satán sería la mona de Dios en el sentido de que como quiere ser como Dios, pues lo imita sin mucho éxito.

Así, hay oraciones satánicas, misas negras, consagraciones a Satán, año nuevo satánico, mandamientos satánicos, pecados contra Satán, etc. Hace poco me he hecho con una biblioteca entera de libros de misterio, pues casi 4000 obras, y curioseando por ellas di con un archivo donde vienen los mandamientos satánicos, que son los siguientes:

Los 11 mandamientos satánicos. No confundir con los 9 preceptos básicos del satanismo, que son otra cosa

Así pues, primero expongo los 11 mandamientos satánicos con una breve descripción de cada uno.

1. No des tu opinión o consejo a menos que te sea pedido. (Así evitarás hablar en momentos inadecuados, ser tachado de precipitado y ganarás tiempo para
formar una respuesta u opinión más sólidas y creíbles)

2. No cuentes tus problemas a otros a menos que estés seguro que quieran oírlos. (Aún en el caso de querer, no cuentes tus miedos y debilidades a una persona que no conozcas, ya que puede utilizarlos en tu contra; al igual que cualquier información que obtenga de ti)

3. Cuando estés en el hábitat de otra persona, muestra respeto o mejor no vayas allá. (Si eres invitado tanto como si no, nunca debes destruir el hogar o la morada de alguien, animal o persona, pues eso es algo sagrado, con la única excepción de que sea por venganza contra un enemigo)

4. Si un invitado en tu hogar te enfada, trátalo cruelmente y sin piedad. (Si eres tu el anfitrión, no dejes que violen tu hogar, no dejes que se burlen de ti, que te ataquen en tu propio territorio, atácales tu, estas en tu terreno, tienes ventaja)

5. No hagas avances sexuales a menos que te sea dada una señal de apareamiento. (No pretendas que respeten a tu pareja si tu no respetas la de los demás, no seas una carga, alguien que intenta abusar de otro por puro deseo y lujuria)

6. No tomes lo que no te pertenece a menos que sea una carga para la otra persona y esté clamando por ser liberada. (No debes privar a nadie del fruto de su esfuerzo y trabajo, si quieres algo, consíguelo por ti mismo con tus medios y esfuerzos a menos que la otra persona te lo haya quitado o lo haya conseguido
de manera ilegítima)

7. Reconoce el poder de la magia si la has empleado exitosamente para obtener algo deseado. Si niegas el poder de la magia después de haber acudido a ella con éxito, perderás todo lo conseguido. (Magia o cualquier elemento, si consigues algo por dinero, no niegues el poder del dinero, esto funciona así, el autoengaño es solo de bobalicones y cristianos)

8. No te preocupes por algo que no tenga que ver contigo. (No te metas en asuntos ajenos, te meterás en líos y problemas constantemente solo para
satisfacer los intereses de alguien a quien le importas poco o nada)

9. No hieras niños pequeños. (Déjalos crecer libremente, no abuses sexualmente de ellos como si fueras un sacerdote o un cura, cada individuo tiene que tener medios para defenderse de una agresión, un niño pequeño no los tendrá y solo demostrarás cobardía)

10. No mates animales no humanos a menos que seas atacado, o para alimento.
(Las personas pueden ser eliminadas bajo muchos pretextos, pero un animal salvaje no entra en ninguno de ellos y a menos que sirva para algo útil, déjalo)

11. Cuando estés en territorio abierto, no molestes a nadie. Si alguien te molesta, pídele que pare. Si no lo hace, destrúyelo. (Pacifismo ante todo, pero una respuesta dura y contundente a tiempo puede evitar futuras agresiones y acosos)

Buenos, no sé qué impresión habéis sacado al oír estos curiosos mandamientos. Yo creo que son raros, inconexos, una mezcla extraña de manual del buen ciudadano con rasgos de incitación a la violencia y al asesinato. También hay uno relacionado con la magia como metido con calzador. No sé, podemos tener muchas opiniones sobre estos mandamientos pero yo creo que hay algo que no son. No son mandamientos dictados por el demonio. Son frases humanas, muy humanas. Que traslucen un pensamiento humano, pagano, mágico, a veces de cosas cotidianas, pero si hubieran sido dictadas realmente por el demonio, serían mucho mas malévolos.

Y es que aquí, la ingenuidad del hombre en su relación con el demonio es asombrosa. El demonio es un ser muy poderoso. No le íbamos a durar ni medio asalto si Dios no lo mantuviera atado de pies y manos. Si alguna virtud tiene la Iglesia Católica con sus 2000 años de experiencia con él, es que lo conoce muy bien. Y conocer al demonio en sí mismo ya es una victoria.

Los exorcismos, rituales, oraciones etc, sirven de muy poco si no se tiene el poder de Dios. Pero lo que si tiene la Iglesia es un conocimiento bastante cabal de como tratar y gestionar la lucha francamente desigual entre el hombre, entre la humanidad y el demonio.

Pero tenemos un problema. Conocer al demonio no significa que se pueda luchar con éxito contra el. Y voy a poner un ejemplo donde lo vais a ver claramente. En la edad media, la Iglesia tenía clarísimo que el diablo actuaba en la sociedad, recordemos que era una sociedad plenamente cristiana, sin fisuras. Desde el Rey hasta el último mono. Era la cristiandad, la sociedad perfecta. El demonio en aquella época actuaba perturbando gravemente la vida de los honrados campesinos.

Era gente analfabeta, sin instruir, dedicada a su trabajo y sus quehaceres. El diablo los golpeaba, matando animales, provocando abortos, incendiando graneros, maldiciendo cosechas, echando a perder vino, aceite, etc. Provocando envidias y disensiones entre vecinos. Y para ello usaba el manejo de brujas y brujos. Ciertamente pagaron justos por pecadores en muchas ocasiones, pero la actividad diabólica estaba ahí. La Iglesia sabía que era el demonio, pero no tenía demasiadas herramientas para combatirlo. Hoy hay muchas mas oraciones, grupos de oración, médicos, psiquiatras, apoyo de la comunidad. En la Edad Media no había nada de eso y el temor al demonio era muy grande, y no se les ocurría otra cosa mejor que quemar a las brujas.

Es decir, este ejemplo ilustra que puedes saber perfectamente que el demonio está ahí, que está actuando, pero tus armas para luchar contra el son limitadas.

Decía que en general, incluso hoy día, que todos hemos pasado por la universidad, tenemos estudios, cursos, másteres, nos comportamos de forma muy ingenua frente lo desconocido, lo oculto, lo mágico en general. Y en particular con todo lo relacionado con el demonio. Como además se ha perdido la Fe y todo contacto con lo religioso, el despiste es total.

Los hombres tendemos a pensar que los tratos con el demonio son en general malos para el hombre, porque en teoría, el pago es nuestra alma inmortal, y la consecuencia de ello, nuestra condenación eterna. Es decir, contra el cobro de una vida de placeres y éxitos de una duración limitada, se habla de 20 o 25 años aunque muchos ex-satanistas dicen que se conceden 10 años y punto. Pues bien, a cambio de esos exiguos años, la contraprestación  abarca toda la eternidad. No parece muy equilibrado, pero creedme que a día de hoy se siguen firmando contratos de venta de almas con Satán.

Efectivamente, sobre el papel es un negocio pésimo. En un platillo de la balanza está mi condenación eterna. Pero veamos cuánto pesa de verdad el otro platillo de la balanza. Ese donde se supone que está la anhelada felicidad de esta desdichada raza humana que se arrastra en este desdichado planeta purgatorio. Según los exorcistas que han tratado multitud de casos de pactos diabólicos, hay varias constantes que se repiten en estos pactos:

  1. La duración es muy limitada. 10 o 15 años. 20 en el mejor de los casos. Creedme que como dice la canción 20 años no es nada. Se pasan volando.
  2. La supuesta felicidad está sujeta a deseos que el diablo no puede complacer. El demonio no puede ir contra las leyes de la física y de la biología. No puede detener el proceso de envejecimiento, o cambiar el aspecto de una persona de forma radical. Pero sí puede engañarla, y hacerla creer que es mas joven, mas atractiva. Incluso hacer ver a su víctima en el espejo una realidad falsa que solo la víctima ve. 
  3. El diablo puede ciertamente proporcionar determinadas riquezas materiales. O cierto éxito profesional o artístico. Pero son logros que se producen contra el decurso normal de los acontecimientos y en los que intervienen artes mágicas, envenenamiento o asesinato de rivales. Facilitación del robo y otras acciones maléficas.

Es decir, el diablo es un mal pagador. Te da gato por liebre, y lo que consigue para ti es porque se lo quita a otro. En este proceso normalmente intervienen brujos o brujas y hechizos, con lo cual hay intermediarios humanos que sin duda te esclavizarán. En pocas palabras el diablo no te da ni la hora, y lo que da es a costa de un precio altísimo no solo en cuanto al destino de tu alma inmortal sino también a las consecuencias aquí en la tierra.

Las 9 declaraciones o proclamaciones satánicas

1. ¡Satán representa complacencia, en lugar de abstinencia!

2. ¡Satán representa la existencia vital, en lugar de sueños espirituales!

3. ¡Satán representa la sabiduría perfecta, en lugar del auto engaño hipócrita!

4. ¡Satán representa amabilidad hacia quienes la merecen, en lugar del amor malgastado en ingratos!

5. ¡Satán representa la venganza, en lugar de ofrecer la otra mejilla!

6. ¡Satán representa responsabilidad para el responsable, en lugar de preocuparse por vampiros psíquicos!

7. ¡Satán representa al hombre como otro animal, algunas veces mejor, la mayoría de las veces peor que aquellos que caminan en cuarto patas, el cual, por causa de su «divino desarrollo intelectual» se ha convertido en el animal más vicioso de todos!

8. ¡Satán representa todos los llamados «pecados», mientras lleven a la gratificación física, mental o emocional!

9. ¡Satán ha sido el mejor amigo que la Iglesia siempre ha tenido, ya que la ha mantenido en el negocio todos estos años!

Fijaros que los mandamientos satánicos son 11 y las proclamaciones satánicas son 9. Los números no son casuales. Nuevamente nos encontramos ante unas rimbombantes declaraciones que son cualquier cosa menos satánicas. Son muy humanas. De hecho la declaración 9 es el manido tópico de que la Iglesia ha vivido y vive del demonio. La declaración 8 no quiere decir nada. Ya sabemos que Satán patrocina todos los pecados, y no todos los pecados llevan aparejada la gratificación. Por ejemplo la Ira o la Envidia no proporcionan placer a sus víctimas. Son pasiones incontrolables, pero en absoluto gratificantes. Entonces ¿Qué ocurre? ¿Que Satán no promociona los pecados de ira o envidia por ejemplo?. No. Lo que ocurre es que esos mandamientos o proclamaciones satánicas no las ha hecho Satán sino seguidores con muy poca formación teológica.

Para mí, el mal es algo muy serio. No es cuestión de risa. Es un problema complejo y de muy difícil solución. De hecho existe en teología y filosofía una cuestión llamada así: “el problema del mal”, que ha vertido ríos no, océanos de tinta, y que viene a decir que por qué somos malos pudiendo ser buenos, que de dónde viene el mal y que por qué hay tanta cantidad de mal en este planeta purgatorio, pudiendo haber bastante menos.

En fin, si nos paramos a pensar un poco no son cuestiones fáciles de responder. Son cuestiones que si le damos vueltas podemos llegar fácilmente a una conclusión. Es tan grande la cantidad de malevolencia que hay en el ser humano y podemos ser capaces de tal ferocidad que forzosamente tendemos a pensar que el origen del mal es externo a nosotros, y que nostros; simplemente, tenemos mucha facilidad de meternos en problemas y que ese foco del mal nos atrae de manera irremediable.

Os pido un ejercicio de sinceridad a cada uno de vosotros. Hacer una introspección en vuestro propio yo y ser sinceros. Con el debido estímulo y motivación ¿no seríais capaces de atrocidades?. Yo creo que sí. Hay personas mas pacíficas, pero por lo general si nos pinchan lo suficiente la respuesta puede ser brutal. Algo que contrasta con la buena opinión que, en general, tenemos sobre nosotros mismos, que en teoría y sobre el papel nos consideramos salvadores de la humanidad si nos hicieran caso.

Filósofos ateos y materialistas tratan de explicar esto acudiendo a tontunas como el cerebro reptiliano, paranoia, fobia social, psicosis. Tonterías. Eso pueden explicar casos particulares no que exista un por todos los siglos reconocido como “problema del mal”, todo un arquetipo junguiano que nos atenaza desde que Caín mató a Abel. Es decir, un arquetipo junguiano que no es otra cosa que un pensamiento de esa mente colectiva que Jung llamó “el inconsciente colectivo”, una mente colmena, vaya, pasa a la categoría de problema universal de la humanidad precisamente por esa cualidad arquetípica. Todos nacemos con ello, nadie se escapa de su influjo. La religión lo llama la maldición causada por el pecado original, para los que crean en la Biblia.

Por eso el tema del satanismo es algo muy serio. Es la personificación del mal. Es oficializar y entronizar la actividad maléfica de los hombres. Algo que llevamos enraizado y que es el origen de nuestras desdichas en este planeta purgatorio. Por eso quizá sea la tierra un planeta purgatorio. El mal es una cosa muy a tener en cuenta y a ser tratado con toda seriedad, por eso los mandamientos y proclamas satánicas son patéticos.

La antinomia / anti-razón del satanismo

Y ahora vamos con una cuestión a la que yo he dado vueltas durante décadas. Ya hemos expuesto aquí con el apresuramiento del medio en el que estoy, un poco las bases de lo que es el satanismo, el problema del mal y su relación con la figura del demonio.

Para los creyentes, no hay duda alguna de que el problema del mal tiene un origen personal, personificado en Satán, un ángel caído, que en compañía de otros influye maléficamente en los hombres que habitamos este planeta purgatorio como venganza contra nuestro creador que es Dios. Hasta ahí correcto. Existe el mal, existe el demonio, el demonio nos tienta y a nosotros, como tenemos tendencia la mal por la herida que supuso el pecado original, pues nos falta tiempo par sucumbir a dichas tentaciones.

Evitar el mal es algo muy sencillo. Simplemente hay que decir no. Renunciar a obrar mal. No hacerlo. Así de simple. Nadie nos pone una pistola en el pecho. Pero repito, nos falta tiempo para hacerlo, nos gusta, luego nos arrepentiremos mas o menos, nos pondremos tristones, pero al día siguiente volveremos a mentir, a robar, a calumniar y a matar si no temiéramos a la policía y a los jueces.

Esto hace que sea muy difícil sacudirse la idea de que el origen del mal es algo externo a nosotros. El pecado es digamos la tipificación del mal como delito. Los pecados serían los artículos del código penal por los que se nos condena. Sería ponerle nombre y apellidos y categoría jurídica al ejercicio innato de la malevolencia por parte de los hombres.

Y dejando esto claro, voy a la idea que me atormenta. ¿Cómo decide alguien, un humano, un hombre, o mujer, hacerse satanista y/o pactar con el diablo?. Porque vamos a ver, si eres ateo, no hay problema. Como decía un comunicador del misterio ahora con un podcast de gran éxito, que aseguró que igual que no creía en el de arriba, tampoco creía en el de abajo. Y lo dijo a pregunta de otro misteriólogo muy mediático cuando debatían sobre los exorcismos. Hago aquí el inciso, de la cara de cemento armado que hay que tener para pretender vivir del misterio y de cuotas de ivoox de gente que es en su mayoría espiritual y proclamarse ateo materialista sin empacho. 

Pues bien si eres ateo no hay problema. No crees en nada y punto. Perfecto. Pero ¿Qué ocurre si eres satanista?. Si eres satanista, haciendo el razonamiento inverso de ese podcaster tramposo, si crees en el de abajo, porque vas a venderle su alma, también tendrás que creer en el de arriba, porque si no la historia no se sostiene. Porque la razón de ser de Satán y los satanistas es jorobar lo mas posible a al de arriba. Y si crees en el de arriba, también tienes que creer que es mas poderoso, que ha vencido, que vencerá al final y que tu destino a la hora de morir es el infierno.

A ver, no quiero decir que todo el mundo que lea esto tenga que creer en estas premisas. Digo, que estas premisas tiene que razonarlas y creerlas un satanista consecuente que simplemente no está chalado, que puede ser perfectamente.

Entonces aquí entramos en la contradicción, en la antinomia. ¿Cómo es posible, salvo que seas idiota, hacer un pacto con un ser en el que crees, y que sabes que te va a destruir, a llevar a un destino infinitamente negativo para ti?. Es incomprensible.

Pero claro, puede ser que el presunto satanista no crea realmente en lo que hace, no crea realmente en el infierno, ni en Dios, ni en Satán. Sería una pose, una especie de postureo intelectual. Una filosofía mas bien de corte luciferino, pero que no deja de tener su punto de paranoia, ya que exponerte a ciertos rituales en los que en teoría no crees es aparte de esquizofrénico, también estúpido y con las mismas consecuencias para el espíritu que hacerlo de verdad, creyéndotelo.

Estamos pues ante un tipo de gente con la que yo no me relacionaría mucho, pues su catadura intelectual oscila entre la estupidez y la locura so capa de un barniz intelectualoide, eso el que lo tenga, porque la mayoría tienen muy poco nivel. Un ejemplo de satanista de nivel, fue Voltaire. Este intelectual de la revolución francesa, terminaba todos sus escritos con la frase: “aplastad al infame”. Ese infame no era otro que Jesucristo.

Pues bien, llegó para Voltaire, como para todos, la hora de morirse. Qué cosas oiga. Los revolucionarios satanistas también se mueren. La agonía y el proceso de morir fue digamos, “durillo” por decirlo de forma suave. En un momento dado Voltaire recibió la visita de Jesucristo en forma de ecce homo con un papel en la mano donde si firmaba, se le perdonaban los pecados. Voltaire quiso confesarse y arrepentirse y suplicó a sus amigos que le llevasen a un cura.

Sus amigos, le negaron ese cura porque suponían que lo pedía por estar en agonía y luego, si se recuperaba, el propio Voltaire se lo echaría en cara. El caso es que murió sin confesión. Patético.

Otro ejemplo fue Antón Szard Lavey, sumo sacerdote de la iglesia satánica y que además escribió la Biblia satánica. Pero debía ser un satanista de horario infantil, porque decía que había que continuar con la vida cristiana, murió en un hospital católico y según el padre Fortea en sus últimos momentos se arrepintió de sus pecados y se convirtió en católico.

En fin, muchos satanistas no son sino pobres diablos y nunca mejor dicho. El verdadero mal no se proclama, no se anuncia. Simplemente existe y se manifiesta de improviso, para aterrorizar a sus víctimas, pero no se va anunciando en iglesias-circo.

Bueno, pues esta es la reflexión sobre el satanismo que quería compartir con vosotros. Algo me dice que no tardaré en volver sobre el tema.

 

 

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