Para poder definir el concepto de magia simpática debemos remontarnos varios miles de años atrás, cuando los primeros hombres que ya no vivían de forma nómada comenzaron a habitar sedentariamente en las cuevas, al haber sido ellos los encargados de domesticar plantas y animales podemos decir que ellos nos brindaron las primeras culturas, tecnologías y también la primera relación con Lo Sagrado.
Un ejemplo claro son las pinturas rupestres que encontramos en las cuevas donde habitaron – como es el caso de las Cuevas de Sumbay y Mollepunko, ambas en la región de Arequipa, Perú: en ellas varias de las pinturas tendrían connotaciones mágico-chamánicas ya que para algunos investigadores tales pinturas podrían haber sido creadas con el fin de asegurar la caza (al “capturar” al animal en la piedra, habrían asegurado su captura en el mundo real). Esto recuerda el dicho de que si te curas en el astral, te curas en el mundo real. Si «mueres» en el astral, mueres en el mundo real.
Me resultó muy interesante el hecho de que aquellos hombres nos hubieran legado un conocimiento tan básico, primitivo y natural que, a pesar de su simplicidad NO significa que sea “menos importante” que la magia contemporánea, sino que por el hecho de su practicidad y arraigo a la leyes de la naturaleza lo hemos visto impreso en toda la historia de la magia y con un concepto que no ha cambiado a través de los años: “Lo similar atrae lo similar, mientras que las cosas que estuvieron en contacto actúan a distancia de forma recíproca aunque ya no se encuentren en contacto de manera física.” que conocemos actualmente como la “Ley de Semejanza” y “Ley de Contagio”, comprendidas dentro de la Magia Simpática.
Esto encuentra su paralelo en la ley de la química que dice: «lo similar disuelve lo similar». Y en la ley física de la paradoja EPR que sugiere que el cosmos todo está interconectado entre sí a velocidad infinita.
La Ley de Semejanza ha sido ampliamente utilizada por todas las culturas del mundo, desde las familias de Batukos de Borneo hasta los nativos de Norteamérica, y su aplicación ha sido llamada magia imitativa, que guardaría cierta relación con los principios de la Homeopatía – uno de los fundamentos de la homeopatía refiere que “lo semejante cura lo semejante” o “similia similibus curantur” y sostiene que aquello que causa una enfermedad también puede ser usado para curarla. Si bien esto NO significa que los principios de la terapia homeopática se reducen a magia por simpatía, resulta interesante observar que incluso en el campo de la medicina existe la idea de una conexión entre similares.
La magia imitativa actúa en concordancia con las relaciones y los efectos que un mago y/o curandero pueda producir mediante la imitación de ellos. Así, es utilizada en hechizos de todo tipo; la concordancia de colores, días de la semana, fases de la luna, épocas del año, inclusive las vestimentas y lugares de adoración, culto y brujería tratan de buscar una relación que permita comunicar a la persona con lo sagrado mediante el empleo de objetos que pueda relacionar. Un ejemplo de esto es el caso de los chamanes andinos, que utilizan cebo de llama y granos de maíz para formar imágenes muy parecidas a las personas que desean dañar y así, una vez hecho el muñeco se quema en el camino por donde la persona va a pasar para asegurar el maleficio. Otro ejemplo ocurre en Nueva Guinea, en donde se utilizan escarabajos en los arpones para asegurar la caza de tortugas, mediante la imitación de que tal como el escarabajo se prende de la piel de un animal o humano lo hará el arpón con la caza.
Por otro lado veremos que la Ley de Contagio busca que cualquier objeto que haya estado en contacto con una persona o que haya sido parte de su cuerpo pueda ser utilizado para que las acciones realizadas sobre el objeto generen un resultado en el dueño. Esto se puede relacionar mucho a los preceptos que tenemos de magia actualmente, donde los hechizos positivos realizados a alguien son considerados “encantamientos”, estando relacionados a la prosperidad, amor y salud.
One Comment
Todas subidas de magia fascinantes, demasiado cortas… Por suerte, tengo tiempo de explorar». Saludos