Escritura automática

 
La escritura automática es un fenómeno paranormal, que consiste en que un espíritu o ente, toma posesión de la mano de una persona y escribe a través de ésta. La voluntad de la persona poseída se anula, moviéndose sola la mano.
 
Una práctica de espiritismo, utilizada por profesionales en psicología, literatura, pintura, música; como si fuera una práctica natural e inofensiva de la mente, donde creen que la persona que la realiza, pone su mente en blanco, se relaja y le permite expresar sin inhibiciones sus pensamientos, deseos o creatividad, sin consecuencias perjudiciales.
 
Pero en realidad la escritura automática es una práctica del ocultismo, que pone en peligro de posesión diabólica y condenación a la persona que la realiza.
 
 
El problema es cuando Satanás gana espacios y progresivamente toma control de una persona, hasta inutilizarla, impidiéndole pensar con coherencia. Su voluntad y sus fuerzas quedan sujetas a sus obras de maldad.
 
 
Estar inmersos, deliberada o inconscientemente a las prácticas ocultistas, no solamente trae maldición sino que abre puertas a Satanás y sus huestes para que tengan “derecho” sobre las personas para poseerlas u oprimirlas.
 
El fenómeno de la escritura automática consiste en que un médium «escribe» lo que le dicta un espíritu ajeno, de manera que el lápiz o la pluma se mueven, prácticamente solos sobre la hoja de papel. Este es el procedimiento que empleó la señora Pearl Curran, ama de casa británica de principios de siglo, para transcribir la enorme cantidad de obras literarias que, entre 1913 y 1938, le transmitió la misteriosa «Patience Worth».
 
 
Este personaje se presentó a la señora Curran en forma de espíritu por medio de una ouija, tablero provisto de letras y números a través del cual los espíritus responden a las preguntas que se les plantean. Patience Worth dictó a la señora Curran, por escritura automática, numerosas obras, entre las que destaca la extensa novela «Hope Trueblood», que la crítica británica, desconocedora de su origen, trató muy favorablemente: su obra fue estudiada tanto por los investigadores psíquicos como por los académicos. Su inglés arcaico fue escrupulosa mente analizado, y resultó ser el correspondiente al lugar y época de Patience Worth; su estilo literario fue muy alabado.
 
Durante las tres primeras décadas del siglo XX, la escritura automática se utilizó como herramienta para el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades mentales. La doctora Anita Mühl fue una pionera de este método para alentar a los pacientes a expresar espontáneamente sus conflictos ocultos.
 
Un ex clérigo, William Stainton Moses, fue un médium de la última mitad del siglo XIX que se «especializó» en escritura automática, aunque sólo lograba producirla cuando estaba en un trance autoinducido. Desde 1872 hasta 1883 llenó 24 cuadernos con escrituras inspiradas por sus trances, mezcladas con «escrituras de espíritus», a veces firmadas. (Se supone que Mendelssohn firmó una de las páginas.)
 
Un gran investigador psíquico norteamericano de los tiempos modernos, el doctor J. B. Rhine, se inclinaba a descartar la escritura automática, a la que consideraba un «automatismo motor» espontáneo o, la expresión de conflictos, obsesiones o represiones subconscientes. Pero el doctor Rhine admitía que algunos casos, como el de Patience Worth, por ejemplo, no se explican con tanta facilidad.
 
La escritura automática se ha empleado básicamente en tres ámbitos: en la Literatura, en la Psicología, y en la comunicación con entidades espirituales o extraterrestres. En el primer caso, su uso nació con el Surrealismo, en el marco del automatismo, donde pretendía, según André Breton, expresar «el funcionamiento real del pensamiento (…) en ausencia de cualquier control ejercido por la razón»; en el segundo caso, los psicólogos todavía emplean la escritura automática como una forma para que el paciente exprese contenidos psíquicos reprimidos por su mente consciente, los cuales usualmente estarán enmascarados bajo ciertos significantes que el psicoanalista habrá de descifrar; por último, la escritura automática se ha usado desde muchos siglos para manifestar los mensajes de entidades espirituales o extraterrestres, pero su uso recién cobró gran fuerza en el siglo XX, donde se empezó a hablar de «mensajes canalizados» de ángeles (esto es de la Nueva Era sobre todo), se escribieron libros hechos bajo ese método como el Libro de Urantia, y apareció en la escena internacional el Espiritismo, creado por Allan Kardec a fines del siglo XIX.
 
‹‹En la clasificación efectuada por Allan Kardec en El Libro de los Médiums, el médium mecánico es «aquel donde el espíritu desencarnado actúa directamente sobre los centros y nervios motores, sin necesidad de accionar el periespíritu». Así facilita a la entidad para que actúe libremente y sin obstáculos anímicos, pues escriben, pintan y hasta componen música sin la interferencia del médium. En este caso el médium no tiene conocimiento directo del hecho que sucede consigo mismo y el espíritu comunicante actúa con fidelidad.››
 
 
Ahora bien, la escritura automática, en el sentido más restringido que le dan los espiritistas, es la que se ve casi siempre en las sesiones de espiritismo, donde los asistentes del médium brindan su apoyo energético para crear un ambiente cargado de energía periespiritual, en el cual habrá de manifestarse con suficiente contundencia la entidad que tomará, la mano del médium canalizador, quien estará inconsciente durante el proceso y, solo una vez terminado, sabrá qué fue lo que escribió.
 
Las prácticas ocultistas han proliferado en estos tiempos, debido a la apostasía generalizada, a los medios de comunicación masiva, a nuevas religiones, como la Nueva Era, que promueven estas prácticas como beneficiosas e inofensivas. Pero lo cierto es que las posesiones también han aumentado considerablemente.
 
Hay quienes, en busca de lograr resultados, satisfacer sus deseos y anhelos o en busca de poder sobrenatural, abren puertas al enemigo y el demonio, quien busca la destrucción del género humano, no desaprovecha la oportunidad.
 

CONCLUSIÓN

La escritura automática es una práctica espiritista que da resultados desde el minuto uno. Yo mismo la he probado y he de decir que la mano se mueve sola. Primero escribe cosas incohorentes, pero luego escribe cosas legibles y escribe mucho.
 
Es una práctica muy peligrosa por dos motivos: Uno: La facilidad con la que se accede a ella. Sólo es necesario un folio y una pluma. Y dos: el hecho de que, al contrario que la ouija, se practica en solitario.
 
Facilidad, hacerlo solo y dejar el espíritu completamente abierto es comprar todas las papeletas para una posesión por parte de un espíritu impuro o bien para que nuestra casa quede infestada y no se pueda vivir en ella.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *