¿Existen las almas errantes o almas perdidas?

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¿Existe algún otro tipo de situación o estado postmortem?. Pues existe otro, y sería precisamente la situación de alma perdida o alma errante. Serían aquellas almas que por alguna razón no han entrado en el purgatorio profundo y se han quedado vagando por la tierra. Para ellas la iglesia determina que deben de ir al purgatorio antes del Juicio Final o irán de cabeza al infierno.

LAS ALMAS ERRANTES O PERDIDAS

Como estamos en halloween, fecha comercial supuestamente dedicada a los muertos, voy a hacer mi pequeña aportación. Pero no nos quedemos solo en halloween. Los dos días posteriores son muy importantes. 1 de noviembre fiesta de todos los santos y 2 de noviembre, fiesta de los fieles difuntos.

En la noche de halloween dicen que los muertos vienen a la tierra a pedir que se hagan ofrendas o sacrificios por ellos. La tradición de regalar caramelos y del truco o trato estaría en ese origen pagano y brujeril.

Lo que es cierto y no es ninguna leyenda es que la noche de halloween inicia el año nuevo satánico, y se producen numeroso sacrificios de animales: perros, gatos, gallos, cabras, cuervos, pero también de humanos particularmente niños. No es casualidad que la fiesta de los luteranos sea precisamente la noche de halloween. Por algo será.

El día 1 de noviembre no es la festividad de las almas del purgatorio ni nada parecido. Es el día de todos los santos. Es el día en el que la Iglesia Católica dedica a todas las personas que han sido santos, pero no han sido identificados por la iglesia, por lo tanto no tienen nombre y no están en el calendario litúrgico. Y finalmente el 2 de noviembre se conmemora la fiesta de los fieles difuntos. En este día la Iglesia ora por las almas del purgatorio, ya que las que están en el cielo o en el infierno no necesitan de las oraciones de la Iglesia puesto que ya han pasado al infinito. Están fuera del tiempo. Su situación se ha congelado para siempre, para toda la eternidad. Están en el evotiempo de la bienaventuranza eterna o de la condenación y sufrimiento inacabables.

¿Existiría algún otro estado del alma además de los ya descritos aquí?. Bueno, pues si habéis leído un post que se ha publicado aquí, la visita del súcubo, sabemos que existe el Limbo y que a el van las almas de los niños que mueren sin bautizar y sin alcanzar la edad de la razón.

Hasta aquí lo que ya sabemos por el catecismo, luego veremos algún apunte de lo que piensan las religiones judía y el islam. Pero vayamos aún mas allá y nunca mejor dicho. ¿Existe algún otro tipo de situación o estado postmortem?. Pues existe otro, y sería precisamente la situación de alma perdida o alma errante. Serían aquellas almas que por alguna razón no han entrado en el purgatorio profundo y se han quedado vagando por la tierra. Para ellas la iglesia determina que deben de ir al purgatorio antes del Juicio Final o irán de cabeza al infierno.

Son esas almas que aparecen en la película del sexto sentido como fantasmas con aspecto aterrador que atormentan al niño protagonista. Ese niño que también puede ver el alma de Bruce Willis que no sabe que está muerto y que el niño se resiste a decirle la verdad en toda su crudeza, pertenece a un tipo especial de personas, que se las conoce como personas que emiten luz azul. Esa luz azul, pueden verla las almas errantes y así facilitar su trascendencia espiritual. Esto no es un argumento cinematográfico. Igual que el Limbo, es un puro producto de la teología, aunque razonable, el tema de las almas errantes, los seres de luz azul, etc están verificados por la tradición y también por la práctica del exorcismo como veremos a continuación.

La práctica del ministerio del exorcismo, como toda práctica experimental y heurística es una gran fuente de conocimientos que se van adquiriendo poco a poco, con los años, con los casos. Como dijo Jesús, hay muchas cosas del mundo espiritual que nos son completamente desconocidas, incluso muchas de ellas no las conoceremos jamás, pero para otras muchas se nos ha dado la luz de la razón y de ciertas herramientas como los rituales exorcísticos para llegar a su conocimiento.

Pero es un conocimiento que hay que trabajarlo y reflejarlo por escrito en la práctica del día a día. Es una pena, porque mucho de ese conocimiento se ha perdido con la muerte del exorcista. Muchos exorcistas experimentados adquieren un gran conocimiento a lo largo del ejercicio de su ministerio y cuando finalmente mueren, ese conocimiento, se pierde. Desde esta húmeda Cripta aportaremos nuestra pequeña contribución para que nunca se pierdan estos conocimientos.

Bueno, pues vamos a pasar a relatar sin mas dos casos de exorcismo que ilustrarían la existencia de las almas errantes. No es teoría, ni un ejercicio especulativo de la teología, sino que viene de una realidad concreta y palpable.

 

CASO 1 DE ALMA PERDIDA

Los episodios de este caso tuvieron lugar alrededor de abril y marzo de 2003. Durante el exorcismo de una joven universitaria, el espíritu que la poseía hizo gesto con la mano de querer escribir. Tumbada la posesa boca arriba, con las hojas blancas apoyadas sobre su vientre, sin mirar al papel, de hecho tenía los ojos cerrados y cuando los abría los mostraba en blanco, escribía esa entidad que no era un demonio sino un alma humana.

Después prosiguió escribiendo lo que sigue. Transcribimos aquí todos los detalles, porque, como después se verá, algunos de ellos, aun no pareciéndolo, tienen su importancia para el caso que aquí nos ocupa:

Paciencia. Soy Desiré. No [soy] mala. Rezar es muy importante. Rezar. Fe: Llamar a San Miguel todos juntos. Es importante fe. Me voy cuando acabe de escribir. Yo muy mal. No descanso. Tranquilas. Yo no rechazo a Dios. Yo viví hace mucho tiempo, pero no fui buena. [Yo era] muy guapa, yo creía poder todo.


[Entonces, dice el exorcista oficiante, le ordené en latín, en el nombre de Jesús, que me dijera dónde y cuándo vivió. Respondió:]

No hay escritos. No comprobable. Hace siglos.

[Insistí mucho rato en mi orden, al final escribió:]

1514.

[En el nombre de Jesús, te ordeno que me digas la verdad, le volví a instar]

¿Por qué te tendría que mentir? Si fuera demonio no rezaría.

[Era cierto que en ciertos momentos se había puesto a rezar oraciones a Dios y a la Virgen.]
[Insistí en que dijera dónde vivió]

No voy a decir dónde. No es importante.

[Tras un rato en que no escribió nada, volvió a escribir:]

Perdida. No encuentro luz. Te he dicho que me iré cuando acabe de decir lo que me han dicho que os diga.

[¿Hay muchos espíritus perdidos como tú?, pregunté]

Hay muchos. Están en la tierra. Fueron hombres. No somos ángeles. No somos demonios. Debéis rezar.

[Le pregunté si esos espíritus perdidos se comunicaban entre sí, si tenían algún tipo de relación.]

No. Ir de un lado a otro.

[Le dije que nos revelase su nombre.]

No importante nombre real.

[Tras un rato:]

Tenías que saber que hay otro demonio

[es decir, que dentro del cuerpo de la posesa que exorcizábamos había otro.]

Echarlo con fe. San Miguel. Fe. Rezar.

[Le pregunté si su nombre Desiré era su nombre antes de morir.]

Al morir cambiamos de nombre. (Qué curioso es esto verdad, igual que cuando nacemos nos dan un nombre, al fallecer recibimos otro)

[Tras un rato en que no escribió nada, volvió a escribir:]

Al invocar a fuerzas ocultas, a veces vamos nosotras si el hechizo sólo influye en el pensamiento.
Nos vamos cuando la persona reza con fe.

[Se refería a que los espíritus perdidos se marchan del cuerpo de un poseso cuando se ora, sin necesidad de exorcizar a ese espíritu que está dentro.]

También rezamos, pero el momento fue cuando vivíamos. Satán furioso, no os asustéis. Dios con vosotros. Hay muchos demonios ocultos. Debéis rezar durante más tiempo

[para detectar los demonios ocultos].

Tres o cinco minutos son insuficientes. A veces tardarían horas o días en manifestarse. Peligro, demonios mudos difícil reacción. España fatal, muchos demonios ocultos, gente no sabe. Piensan demonios no existen, están muy ciegos. Rezar por ellos, piensan listos y son tontos. Ánimo. Me voy.

Y tal como dijo, en cuanto acabó de escribir lo que según ella le habían dicho que nos comunicase, sus brazos volvieron a caer sobre la colchoneta, dio un suspiro profundo, prolongado, y salió. En cuanto salió, el otro demonio que había dentro de la posesa se manifestó furioso.


A lo dicho hay que añadir que nos había respondido con un sí a la pregunta de si un alma condenada al infierno podía poseer a una persona. También había dicho que existían otros espíritus que vagaban por la tierra. Espíritus errantes que habiendo siendo malos en vida y muriendo sin haber pedido perdón, no obstante, no habían rechazado a Dios. Y que esas almas tenían hasta el Juicio Final para encontrar la Luz. La luz azul que emiten determinados dotados espiritualmente.

Resultó interesante observar que ese espíritu había animado a los presentes a que tuvieran paciencia, a que tuvieran fe, a que invocaran a San Miguel; no era ése el modo normal de actuar de un demonio. El exorcista y su equipo nunca habían visto que un espíritu condenado dijera tales cosas. Además, a resultas de lo dicho en aquel caso, el exorcista insistió más tiempo en sus oraciones a la hora de discernir si había o no un espíritu en la gente nueva que venía a verle.

Hasta entonces, el exorcista había estado orando no más de un minuto para discernir cada caso nuevo. Y comprobó que era cierto lo dicho: había espíritus malignos que resistían más tiempo sin dar ninguna manifestación.

Otro hecho que llamó la atención a los presentes en ese caso es que ese espíritu que decía no ser un demonio hablaba sin odio, sin rabia, de un modo normal, con tremenda tristeza, pero normal. Además, podía rezar y alabar a Dios. La experiencia de los exorcistas es que los demonios también pueden hacerlo, pero con tremenda furia. Y el último detalle a tener en cuenta es que ese espíritu salió sin convulsiones, sin gritos. Salió del cuerpo suavemente, con un suspiro.

Unas semanas antes, esta misma posesa durante el exorcismo había entrado en trance y comunicado a los presentes que él, la entidad que hablaba y que respondía al nombre de Jaislegel, no era un demonio, sino el alma de un hombre que había sido muy malo en vida.

Dijo que había escrito su nombre tal como se pronuncia en castellano: Jaislegel. Al ser preguntado si buscaba la Luz, respondió que sí. La posesa en trance siguió escribiendo sobre una hoja:


Difícil

[quería decir que era difícil encontrar la Luz].

Tuve mi momento. El momento es mientras vives. No hay solución. Espíritus perdidos vagan buscando un descanso, pero no lo encuentran. Purifican sus pecados, muchos tardan muchos siglos, depende de los pecados y del estado del alma. Las culpas son nuestras.

Algunos [están] mejor que nosotros [los que estaban en el purgatorio]. Nosotros estamos aquí. No salimos de este mundo.

[La madre de la posesa manifestó algo de pena, y el espíritu respondió:]

Si supieras mi vida, quizá no pensarías así. La diferencia con los demonios es que no rechazamos a Dios. Fuimos malos. No pedimos perdón en su momento. Yo mala vida, pecado. Yo vivía sin Dios, como si no existiera.

Después dijo que cuando los hombres invocan a fuerzas ocultas vienen almas perdidas, pero que cuando invocan a demonios vienen demonios.

 

CASO 2 DE ALMA PERDIDA

El siguiente caso de alma perdida, el mismo exorcista lo encontró en otro poseso diferente, más o menos un mes después.

Se comenzaron las oraciones por el poseso como siempre. Pronto entró en trance, pero el caso mostraba varias diferencias respecto a otros casos. No tenía ese odio que habíamos visto tantas veces en los demonios. Tras media hora o una hora, el espíritu comenzó a hablar. La entidad que hablaba a través del poseso afirmaba ser el alma de un agricultor que había muerto al volcar su tractor y ser aplastado por su peso.

Durante el exorcismo, al principio no quería arrepentirse esa alma, pero tras mucho orar, comenzó a orar. Después dijo que veía una luz a lo lejos. La luz se fue acercando. Dijo que veía a una mujer con un niño en brazos.

Después añadió que la mujer le sonreía. No sabemos qué hablarían entre esa mujer y esa alma, pues se mantuvo en silencio un rato. Después salió de su mutismo, pidiendo perdón de todos sus pecados. Sus últimas palabras fueron: Me marcho. Adiós. Gracias. Me acordaré de vosotros. Adiós.

Tras eso abrió los ojos la persona por la que estábamos orando. Claramente él sentía que el espíritu había salido de su interior.

 

LAS ALMAS ERRANTES EN EL JUDAÍSMO

De tales conversaciones en posesos con entidades que dicen ser almas errantes, nos han quedado rastros en épocas pretéritas no sólo en el exorcismo católico, sino también en el exorcismo practicado entre judíos. Los exorcistas judíos consideran que lo que entran en los cuerpos humanos son los dybbuk, los cuales son almas en pena de personas difuntas.

Dybbuk, de la raíz que significa “adherir”, es la manera abreviada de referirse a un alma desencarnada (disembodied) o a un fantasma que penetra en un cuerpo humano. El dybbuk se adhiere al cuerpo de una persona viva y lo habita, y según la práctica exorcística judía únicamente las oraciones (no los exorcismos) harán que un dybbuk (un alma) salga de ese cuerpo.

 

LAS ALMAS ERRANTES EN EL ISLAM

En el campo de los exorcismos del mundo musulmán, a los espíritus que poseen el cuerpo de un ser humano los denominan djinn o genios. La Enciclopedia Británica, entre otros rasgos, explica lo siguiente de estas entidades: es un espíritu sobrenatural por debajo del nivel de los ángeles y los demonios. (…) Los jinn son seres de llama o aire. (…)

Ellos, como los seres humanos, tendrán que hacer frente a una eventual salvación o condena. La fe islámica siempre ha insistido en que constituyen una especie de seres distinta tanto de la especie humana como de la angélica. En el exorcismo islámico de los yinn encontramos el mismo tipo de patrón que en el exorcismo cristiano: plegarias dirigidas a Dios, órdenes de que salga de ese cuerpo.

Resulta interesante observar que, en las tres grandes religiones monoteístas, la experiencia es la misma: durante los exorcismos practicados a los posesos se manifiestan entidades que afirman arrepentirse durante ese proceso de oración.

 

LAS ALMAS ERRANTES EN EL BUDISMO


El concepto de espíritu perdido encaja a la perfección dentro de la fe tibetana acerca del más allá, como viene en el Bardo Thodol o Libro de los muertos. Pues de acuerdo a la cosmovisión del lamaísmo, al morir una persona existen unas fases por las que el alma ha de pasar, las así conocidas como los dos bardos del estado transitorio, en las que el alma vaga por un mundo intermedio.

 

LAS ALMAS ERRANTES EN LOS CULTOS ANIMISTAS

También en el variado magma que constituyen las creencias animistas, sean éstas africanas o de los indígenas americanos, la idea de que el espíritu de un humano fallecido pueda ser invocado y que éste se pueda manifestar a través del trance mediúmnico, es una idea universalmente aceptada.

Aceptada por la experiencia concorde de la práctica de los chamanes, con independencia de su ubicación geográfica o su trasfondo religioso-cultural.
Vemos, por tanto, que el concepto de espíritu errante está presente en todas las culturas.

 

LA REALIDAD DE LAS ALMAS ERRANTES

No importa si vamos a lugares tan lejanos como la cultura tradicional nepalí con sus creencias en los maasan, la japonesa con su ceremonia de nuji-fa que es el rito de exorcismo para conducir un espíritu perdido a la tumba, o los indios norteamericanos cuyas tumbas eran exorcizadas por un shaman con ramas de rosa.

No sólo el concepto de alma errante es universal, sino que muy frecuentemente este concepto está asociado a la idea de que necesitan algún tipo de plegarias, y de que en algunos casos pueden entrar en una persona y que, por ende, se requieren exorcismos.

Resulta patente que este tipo experiencias se encuentran en todos los continentes y en todas las religiones.

Además de estos argumentos que acabamos de exponer, precisamente hace dos días se descubrieron unos asentamientos que tienen 11.000 años en Turquía. Era gente que tenía una civilización, ciudades, templos, cierta organización y un desarrollo espiritual. Se han encontrado en estas civilizaciones antiquísimas, muy anteriores a Egipto, a Sumeria y a Babilonia, que no conocían la rueda, que fueron contemporáneas a la edad de piedra y sin embargo tenían exorcistas y rituales de exorcismo. Conocían muy bien el mundo espiritual. ¿Cómo es posible eso?. El tema de los entes preternaturales y los ritos para expulsarlos es algo complejo y elaborado, propia de culturas muchos mas avanzadas. ¿O es la nuestra la cultura que no está tan avanzada?.

LAS ALMAS ERRANTES EN LAS REVELACIONES PRIVADAS

Vamos a ver a continuación, como ciertas revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia apoyan la existencia de estas almas errantes.

El 13 de mayo de 1917, Lucía, la vidente de Fátima, Lucía, le preguntó a Nuestra Señora acerca de dos amigas suyas recientemente fallecidas. Lucía preguntó:

¿María das Neves ya está en el cielo?” Nuestra Señora respondió: “Sí, ya está”. Entonces Lucía le preguntó sobre otra conocida suya que había fallecido a la edad de veinte años. “¿Y Amelia?”.

Nuestra Señora contestó: “Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”.

La pregunta que cualquiera puede hacerse es qué pecados había cometido aquella chica para estar en el purgatorio hasta el fin del mundo. No consta que hubiera asesinado a nadie en aquel pequeño pueblo, no consta que cometiera terribles acciones. ¿Por qué entonces semejante pena? Además, ¿por qué la Virgen no solicita que se rece por ella para que salga pronto del purgatorio? ¿Por qué no anima a la pastorcilla a que alguien lucre en favor de ella una indulgencia plenaria? No sólo no hace esto, sino que con certeza afirma que estará allí hasta el día del Juicio Final.

Según la concepción intermediacionista, es decir, aquella concepción que afirma la existencia de las almas errantes, de acuerdo a los patrones generales que aparecen en los relatos de estos espíritus a los exorcistas, lo que sucedió con Amelia se podría deducir con facilidad.

No serían los pecados de Amelia los que impedirían su entrada en el cielo, sino la decisión de la voluntad de Amelia. Y así ella, con menos faltas que otros pecadores, seguiría sin purificarse mientras no admitiera sus errores. Porque no son los pecados que haya cometido los que impiden recibir la purificación, sino la resistencia a pedir perdón.

Otro argumento que se puede dar a favor de esta tesis, es la visión que tuvo santa Faustina Kowalska. La cual en su Diario escribió lo siguiente:

Una noche vino a visitarme una de nuestras hermanas que había muerto hacía dos meses antes. Era una de las hermanas del primer coro. La vi en un estado terrible. Toda en llamas, la cara dolorosamente torcida. [La visión] duró un breve instante y desapareció. Un escalofrió traspasó mi alma y aunque no sabía donde sufría, en el purgatorio o en el infierno, no obstante redoblé mis plegarias por ella.

La noche siguiente vino de nuevo, pero la vi en un estado aun más espantoso, entre llamas más terribles. En su cara se notaba la desesperación. Me sorprendió mucho el que después de las plegarias que había ofrecido por ella la viera en un estado más espantoso y pregunté:

¿No te han ayudado nada mis rezos? Me contestó que no le ayudaron nada mis rezos y que no le iban a ayudar. Pregunté: ¿Y las oraciones que toda la Congregación ofreció por ti, tampoco te han ayudado?

Me contestó que nada. Aquellas oraciones fueron en provecho de otras almas. Y le dije: Si mis plegarias no te ayudan nada, hermana, te ruego que no vengas a verme. Y desapareció inmediatamente. Sin embargo yo no dejé de rezar.

Después de algún tiempo volvió a visitarme de noche, pero en un estado distinto. No estaba entre llamas como antes y su rostro era radiante, los ojos brillaban de alegría y me dijo que yo tenía el amor verdadero al prójimo, que muchas almas se aprovecharon de mis plegarias y me animó a no dejar de interceder por las almas que sufrían en el purgatorio y me dijo que ella no iba a permanecer ya por mucho tiempo en el purgatorio.

 

EL LIMBO DE LAS ALMAS PERDIDAS

Según la tesis intermediacionista, los espíritus perdidos podrían orar, pero no merecer. Lo único que podrían hacer es buscar la Luz. Y para encontrar esa Luz deben aceptar su culpa, pedir perdón y llamar a Dios. No se trata de una búsqueda geográfica de la Luz, sino de algo espiritual, que consiste esencialmente en comprender qué hicieron mal mientras estuvieron con vida en el mundo. Por lo cual, este estado sería técnicamente un estado de purificación.

El limbo de las almas perdidas se encuadraría como una de las moradas del purgatorio, la más profunda de sus moradas, la inferior. “Purgatorium” significa lugar de purificación. “Limbus” significa franja, borde. El limbo de las almas perdidas sería la franja inferior del purgatorio, la zona que limita con el infierno.

Este limbo, al ser un lugar de purificación, no sería una morada distinta del purgatorio. De aceptar esta tesis, el esquema de las moradas de ultratumba sería el siguiente:


Cielo: Para los que ya están en la presencia de Dios, gozando de su faz.

Estado Intermedio: Estado de purificación, de maduración, de comprensión. En este estado podrían distinguirse cuatro moradas:


Purgatorio común: Para los que murieron arrepentidos de sus pecados y amando a Dios, dispuestos a hacer lo que el Creador determinase. Este purgatorio común tendría a su vez, tres niveles: purgatorio superior, medio e inferior o profundo en función del grado de maldad de las almas que hay allí.

Limbo de los muertos sin uso de razón: Para los niños y otras almas, como los deficientes mentales, que nunca tuvieron la capacidad de realizar actos verdaderamente humanos.

Seno de Abraham: Éste ya no existe, pero fue un estado donde las almas esperaron a entrar en el Cielo. Como es lógico esperaron purificándose. No esperaron inactivas, sino amando y comprendiendo, aun sin aumentar mérito.

Franja de las almas perdidas: Para los que cayeron al borde del infierno, pero sin entrar en él.

Infierno: Para los que rechazan a Dios. Es la morada de los que definitivamente quieren vivir libres de Dios.

 

OPINIÓN PERSONAL DEL EXORCISTA JOSÉ ANTONIO FORTEA

Vamos a glosar aquí la opinión personal del sacerdote exorcista José Antonio Fortea acerca de la existencia o no de las almas errantes. El afirma que sí existen y se basa en el siguiente episodio personal que el mismo relata:

Acababa yo de descubrir, unas semanas antes, la existencia de estas almas errantes y estaba arrodillado en un reclinatorio orando ante el sagrario, media hora antes de celebrar la misa en mi parroquia. Era invierno, la misa iba a tener lugar en una pequeña capilla para días de diario situada en los bajos del templo. Yo estaba muy concentrado en mi oración. Y, en total silencio, sin mover mis labios, le dije a Jesús en el sagrario:

Señor, de ahora en adelante, voy a rezar cada día por estas almas tan desgraciadas. Pero no me gustaría rezar tanto y descubrir un día que estoy equivocado y que tales almas no existen. Por favor, si me pudieras dar algún signo de que las almas perdidas existen y estoy en lo correcto.

Entonces me callé interiormente, me quedé mirando al sagrario. Al cabo de unos segundos, sonaron dos golpes secos en la puerta de madera de la capilla, como si llamaran a la puerta. Golpes solemnes, impresionantes, daban la impresión de ser golpes de ultratumba,. Miré a la mujer que estaba a dos metros de mí, sentada, haciendo su oración personal y le pregunté:

¿Ha escuchado eso?

La mujer impresionada, con los ojos como platos, sin abrir la boca, movió la cabeza respondiendo que sí. Supe que aquello no era alucinación, la mujer los había escuchado. Al instante, me levanté, abrí la puerta que estaba a tres metros de distancia y miré a ver si había alguien. Por supuesto no había nadie.

Hay que hacer notar que la puerta daba a un pasillo completamente vacío, sin lugar posible para esconderse. Además de que le hubiera sido imposible llegar al final del pasillo y salir en tan poco tiempo, la puerta se abría con mucho ruido a causa de sus pesados goznes sin engrasar. Y la puerta estaba cerrada.

Volví a mi reclinatorio más sorprendido que lleno de devoción. Ya de rodillas de nuevo, pensé: Entonces, ¿el Señor me ha escuchado? Sabía que me escuchaba, pero no esperaba una respuesta tan rápida, tan clara, a mi petición. Le aseguré a Dios que rezaría por esas almas cada día.

Después vendría otro hecho que me afianzaría en mi certeza. A lo largo de mi vida, me he encontrado con personas verdaderamente místicas, personas de una gran santidad de vida. Y he aprovechado para preguntarles al respecto. Todas ellas me han confirmado: Sí, padre, esas almas existen, yo las veo vagar por la tierra. Son muchas. Y les explicaba exactamente cual era el estado de estos espíritus errantes, para que no se confundieran tal vez con los espíritus del purgatorio normal. Pero no, estas personas santas me confirmaron las líneas esenciales de lo expuesto acerca del estado de estos espíritus.

Ahora tengo la certeza de que esas almas tristísimas, errantes, vagan por nuestro mundo y especialmente por determinados lugares como cementerios, iglesias, casas donde murieron, campos donde se suicidaron. Nos contemplan, pero no pueden decirnos nada, no pueden tocarnos, no pueden mover objetos. Son como niebla. Penan por sus culpas y todavía tienen tiempo de arrepentirse, porque no rechazaron totalmente a Dios, porque sus faltas no fueron tan grandes como para que fueran arrojadas al infierno de inmediato.

Los demonios y las almas réprobas ya están condenadas, ya han tomado su decisión definitiva. Ningún demonio saldrá nunca del infierno. Ninguna alma condenada saldrá nunca de su reprobación eterna. Pero estas otras almas tienen hasta el Juicio Final. Hasta entonces pueden comprender y pedir perdón. No pueden merecer, pero si que pueden llorar amargamente sus culpas y agarrarse a Dios.

Más allá de ese momento del Juicio Final, los caminos de esas almas se bifurcarán definitivamente o hacia el Reino de los Cielos o hacia el Reino de las Tinieblas. Para estas almas, el Juicio Final será la última línea más allá de la cual no habrá esperanza. Un Juicio en el que todas tendrán que decantarse de forma definitiva. Un momento en el que la voluntad de ellas tomará una decisión tras la cual se arrodillarán de corazón ante Dios o no habrá salvación ya nunca más, jamás. El Juicio Final será verdadero juicio para ellas. Qué momento tan terrible. El momento del que pende toda la eternidad.

Animula, vagula, blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos…

(Pequeña alma, errante y encantadora
invitada y compañera del cuerpo
que pronto partirás a lugares
pálidos, frígidos, desnudos
el fin de todas tus bromas)
Adriano  

 

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